viernes, 19 de noviembre de 2010

La Ciudadanía Humana

Bienvenido/a a la lectura del libro La Ciudadanía Humana. Puede hacerlo de dos maneras. Una es descargando el archivo en formato PDF del enlace. La otra manera es leyendo directamente los post que a continuación o debajo de éste están, quedando la parte derecha de la pantalla como sumario o índice. No obstante en los post falta el Prólogo (si al final lo hubiera) y las Partes IV y V que están retoncándose y más adelante se incluirán. Sin embargo el libro está completo en el archivo del enlace, aunque desde algunos ordenadores sale una página en blanco. Si ello ocurriese, simplemente retrocediendo y avanzando desde las flechas de arriba a la ziquierda de la pantalla, se soluciona y aparece el archivo o libro, que se puede grabar y guardar. El enlace:

http://onthemoon-studios.com/wp-content/uploads/2010/11/La-Ciudadanía-Humana-8-11-2010.pdf



Y a continuación el libro escrito en varios post, uno por cada apartado, comenzando por la Introducción. Y, por favor, partícipe cuanto quiera, el objetivo tiene mucho valor, que los humanos libres estemos mejor organizados, o simplemente organizados. Gracias.

La Ciudadanía Humana, Introducción, página 8

Introducción

          
       Al contemplar a la Humanidad, ya desde mi adolescencia, mis emociones se volvieron contradictorias. Por un lado experimentaba alegría ante la maravilla de la Vida en la Tierra y por todo el amor que podía desatar la Humanidad, pero, por otro lado, sentía mucha pena y rabia al ver tanto sufrimiento evitable entre los humanos. Supongo que a la mayoría de las personas cuando nos vamos haciendo adultas nos pasa igual o parecido. Por ello y ahora creo que en mi adolescencia comencé a sentir la Ciudadanía Humana, aunque todavía no sabía explicarlo razonada y democráticamente. Ni siquiera lo llamaba así y simplemente creía ser un buen humano acercándose a la filantropía (amor por la Humanidad). Un nuevo ser racional como tantos otros que no aceptaba estos dolores masivos e innecesarios a nivel mundial. Y así busqué hallar una buena fórmula de actuación mundial y civilizada ante las barbaries que padecíamos y padecemos.

Mis crecientes emociones hacia la Humanidad motivaron más a mi limitada mente creadora y comencé a investigar, analizar y a escribir en mis ratos libres. Y dos décadas después, en el año dos mil, por fin, mis pensamientos constructores pudieron sintetizar un resultado teórico: LA CIUDADANÍA HUMANA. Así este libro no nace de mi intelecto privado, sino por la esperanzadora voluntad del intelecto común que me ha tocado y desde mi corazón humano, mejor dicho, desde la pequeña parte que me corresponde del Corazón Humano, similar a la que le corresponde a cada persona de las que existen o existimos. Este libro se escribe desde y para la Comunidad Humana. Por ello sitúo la titularidad de esta obra en este sentimiento universal que todos compartimos (al menos potencialmente). Al que muchos tendemos genuinamente, como factor dinámico y desencadenante del impulso general que verdaderamente puede mejorar nuestro mundo. Este es el ánimo que ojalá no desaparezca en ningún párrafo de los siguientes.

Iniciamos o podemos iniciar, aquellos que nos consideramos libres, una asociación mundial, plural y ciudadana, como plataforma idónea hacia un mundo plenamente civilizado. Para este proceso constituyente necesitamos una costumbre o creencia que logre unir al individuo humano con los demás, de igual a igual, con razón y buen corazón. De alguna manera debemos “ajustar cuentas” con la Historia del libre albedrío humano. Las religiones, los nacionalismos, incluso los partidismos políticos, no han podido a lo largo de la Historia formar una asociación mundial para el individuo humano; e intentarlo en el presente con algunos de ellos sería una locura mundial. Así, en la búsqueda de una costumbre o creencia, ideal y posible, para esta causa de responsabilidad colectiva desde la Humanidad, surge este nuevo concepto ciudadano y humano. Donde ninguna otra de las ciudadanías actuales que tenemos deba agotarse. Cualquier ciudadano de país democrático puede ser, además, un ciudadano humano, sin renunciar a su nacionalidad o ciudadanía soberana. Es posible y aquí en “La Ciudadanía Humana” se muestra cómo.

Posibilidad que transformaría a la Humanidad Libre de colectividad sub o inconsciente a comunidad inteligente y responsable. Todo trabajo, por muy mínimo que sea en esta dirección, es necesitado. Tanta responsabilidad mundial sin titulares, tantos organismos mundiales sin corregir las irresponsabilidades de sus gestiones, y tanta confusión intelectual, parecía y parece que no llevan al colectivo humano a un buen tiempo y lugar. Este modelo de Ciudadanía Humana (CH) pretenderá ser una opción para buena parte, ojalá mayoría, de los humanos libres a la hora de formar una comunuidad mundial, responsable e inteligente. Una asociación mundial democrática, viable, pacífica y legal, para que el conjunto de los libres pueda utilizar pensamientos y opiniones para mejorar a la Humanidad y dotarla de personalidad colectiva con responsabilidad mundial.

Para ello se ha trazado un sumario con los patrones de mi profesión y experiencia arquitectónica en el diseño y la construcción de edificios. Con esta metáfora constructora y conductora, al igual que el conjunto de los planos de un edificio, este libro se presenta como un proyecto de construcción y se organizará en cinco Partes “Estudio del terreno”, “Cimentación”, “Estructura”, “Alzado” e “Interiores”. Mostrando un nuevo modelo de ciudadanía como proyecto humano para alzar o alcanzar una mejor Humanidad. La Parte I observará al mundo actual para saber sobre el “terreno” donde proyectamos construir. En construcción se llama “estudio geo-técnico del suelo”, aquí lo llamaremos “estudio socio-técnico del mundo actual”. Una especie de analítica a la mentalidad general humana. Como anticipo lo más obvio: existen dos clases claramente diferentes (incluso contradictorias) de Humanidad, en una residimos los democráticos y en la otra sobreviven los humanos súbditos de dictadores. Ante un mundo así: ¿qué podemos construir y cómo hacerlo?.

Llegamos a la técnica constructiva de elegir cimentación, en arquitectura hay tres tipos principalmente: losas de hormigón armado para terreno duro, zapatas de hormigón para terreno consistente y pilotes para terreno blando (los pilotes son largos cilindros de cemento “inyectados” en el terreno y desde donde nacen los pilares, mediando los encepados). Si el planeta humano fuera uniforme utilizaríamos la losa y ante “fango o barro” por todas partes actuaríamos con el pilotaje, pero como existen grandes naciones democráticas ofreciendo “terreno consistente” utilizaremos las zapatas atadas o unidas por vigas de riostra. Es decir, la CH utilizará como cimentación los Derechos Humanos y las Constituciones Democráticas de todas las soberanías pluralistas del mundo y sin contradecir a ninguna de ellas mostrará nuevos tipos de democracia. En estos textos sobrenombradas en griego, y cariñosamente, como Demodoxa y Demopisteme.

Para cimentar esta nueva lógica ideal de la Ciudadanía Humana podríamos formular la siguiente pregunta: ¿la Humanidad Libre podría o debería ser una comunidad ciudadana sin poder público?. Al menos, todos los humanos libres enmarcados por las leyes fundamentales de la democracia, formamos un cuerpo colectivo (aunque todavía siga siendo una "masa" mundial) y con intereses comunes: las libertades democráticas y la protección de la especie Homo sapiens y del medio ambiente planetario. Que no podamos unirnos los libres en un cuerpo político con poderes públicos y vinculantes (debido a la actual división de la democracia en muchos Estados de Derecho) es una realidad, y otra muy distinta sería que los pensadores democráticos no seamos capaces de formar una mínima asociación de conciencia colectiva o ciudadana, porque posiblemente somos el colectivo vivo más fundamental de todos los que existen a nivel planetario. Somos los humanos, y entre ellos, somos los humanos libres, fundamental noción de grupo.

Con la cimentación adecuada y debidamente retratada por la paz, la legalidad y la democracia, podemos comenzar la estructura y el primer desafío consistirá en trazar una ciudadanía no vinculante. Que, aún votando a menudo y sobre muchos temas, quede desvinculada de cualquier tipo de autoridad pública, pero respetando y acatando a todas ellas. Este será el medio que nos separará de la utopía, dejando a la CH ante el campo de lo real y posible. Además nos separaríamos estructuralmente de la violencia y de la guerra. Así no pretenderemos un gobierno mundial, sino una nueva ciudadanía dedicada a mostrar la consciencia inteligente de la Humanidad. Con esta comunidad inteligente entre los humanos libres bastará para convertirnos en seres vivos de una especie civilizada y profundamente mentalizada ante los nuevos tiempos presentes. Como cuerpo socio-político podemos ser una comunidad civilizada, sin voto vinculante y a través de una nueva ciudadanía.

Nuestro abrigo para la estructura serán métodos democráticos innovadores que formarán la opinión pública de la Humanidad Libre, tanto la general como las especializadas en todas las disciplinas de los conocimientos y en todas las profesiones involucradas en los grandes problemas que actualmente padece la Humanidad. Nuevas democracias cuyos votos serán como “ladrillos” de este Alzado, para que la Humanidad se alce y vote de manera inteligente. Así nacen o nacerán las ya mencionadas “Democracia de la Opinión Pública y Mundial” y “la Democracia de los Conocimientos Públicos y Humanos”. Con estos métodos ya sólo nos quedarían los “interiores” del “Edificio” Humano aquí proyectado. Para ello no queda más remedio democrático que convocar, dar a conocer y proponer unas normas o Estatutos Fundacionales para la CH. Votar, habitar la asamblea humana y habilitar su voz. Habilitación inteligente a la personalidad colectiva de los humanos libres y dotarla del capital social necesario para poder negociar por sí misma.

Ante el decisivo paso de convocar este voto humano y al iniciar un texto que intenta fundar, al menos preparar, para una nueva ciudadanía, no cabe más remedio que sentir, pensar y comprender a la ciudadanía democrática. La democracia es un concepto polisémico (muchas acepciones de una palabra) y simplemente por ello, ya que la democracia es fundamento del ciudadano libre, podemos encontrar dentro de la ciudadanía su propiedad polisémica. Capaz de mostrar varias formas sin variar su naturaleza. Por ello, además de las ciudadanías existentes hasta ahora, vinculantes a poderes o autoridades públicas (sean soberanos, autonómicos, transnacionales o municipales), puede existir otro método ciudadano sin vinculación a poderes públicos pero capaz de mostrar aptitud legal. Esta vez con innovadores métodos democráticos, de manera clara y cada vez mejor, la conciencia colectiva de los humanos libres es posible. Así la CH podrá existir plenamente legal y totalmente pacífica, a disposición y beneficio común de todos.

La Ciudadanía Humana puede cambiar de nombre, pero en realidad debe considerarse como la búsqueda de la identidad colectiva formada por los humanos democráticos donde la herramienta para llegar sea una inteligente coordinación democrática y mundial. En general este libro mostrará muchas disciplinas del conocimiento involucradas en la estructura y alzado de la Ciudadanía Humana. Por un lado los profesionales y doctores en estas disciplinas comprobarán que la CH no es un ideal tomado a la ligera y que ha sido contrastado con estudios académicos y ensayos históricos. Por otro lado se ha pretendido evitar en la redacción de este libro “aburrir” al lector no especializado con tecnicismos desconocidos y que resultase una lectura pesada para la gran mayoría a la que en definitiva va dirigido, pero se hace necesario resumir muchos estudios cuando atravesamos estos campos disciplinados del conocimiento.

Sin desmerecer la trascendencia de la acción política de las naciones democráticas, se requiere destacar la importancia del universo de las ideas en la reflexión ciudadana frente a la Humanidad, como camino hacia la búsqueda del deseo general y con el objetivo común de un mundo mejor. No se pretende descubrir formas utópicas, sino avanzar hacia democracias desvinculadas del poder público pero con acceso directo al deseo colectivo de los corazones humanos, a las mejores verdades posibles que todavía permanecen oscuras u ocultas a la evolución de nuestra especie. La Ciudadanía Humana trazará nuevas democracias hermanas, auditadas y audibles por el mundo de la razón, para que nuestra alma colectiva disponga de una mente mundial siempre dispuesta a los conocimientos y ante los retos de nuestro presente y futuro.

Contemplando adecuadamente al “ser colectivo que formamos todos los humanos libres” podemos conocerlo bien para transformarlo de “entidad colectiva subconsciente” a “identidad colectiva inteligente”, y esta obra pretende ofrecer las herramientas para este crecimiento. Porque muchos pensadores a lo largo de la Historia y del presente han facilitado este trabajo, muchos hombres y mujeres, la inmensa mayoría anónimos y anónimas, han trabajado, luchado, y muchos sacrificados, para continuar la vida humana manteniendo viva la esperanza común hacia una mínima dignidad mundial. Incluso muchos pensadores han estimado al humano como esencialmente bueno. Sin el enorme trabajo efectuado por ellos este libro no habría sido redactado. Y por mucha proyección futura que tenga esta lectura presente no deja de ser un enorme resultado y homenaje a nuestro pasado común. Los que murieron no sólo fueron humanos y libres como nosotros, además gracias a ellos somos ahora libres.

Teoría y práctica se dan la mano ante este ensayo, la primera explicando qué es o puede ser la CH; y la segunda convocando. Estamos ante una convocatoria universal, legal y de efecto irrevocable. Se llama a una asamblea de humanos libres para que mostremos con votos nuestros pensamientos hacia la Humanidad y como Humanidad. Es decir, llamamos a la voz del Pensamiento de la Humanidad y para ello no queda más remedio que llamarnos a nosotros mismos, auto convocarnos. Comienza así la Ciudadanía Humana, un viaje mental a un nuevo planeta democrático que puede cubrir a la Humanidad Libre sin perjudicar a las ciudadanías democráticas ya existentes. Partimos desde inicios del siglo XXI y la conclusión o el presente planetario es que la Humanidad en su conjunto no está civilizada. Así comprobarlo para después preguntarnos por qué querríamos civilizarla. Y sobre todo, si la queremos civilizada, ¿cómo hacerlo legal y pacíficamente?.

Demostrar que la Humanidad no está civilizada es contemplar el panorama actual, o el de las últimas décadas, y simplemente describirlo (estudio socio-técnico o parte primera de esta obra). ¿Empezamos por lo último conseguido en derechos, por ejemplo la igualdad en derechos entre la mujer y el hombre?. Pues la mayoría de las mujeres humanas todavía sufren severas discriminaciones, humillaciones e incluso maltratos y torturas. ¿Miramos el derecho a una pobreza digna?, pues hay mil millones de humanos en pobreza extrema y “dispuestos” a morir ante un “sacrificio” entre la impotencia y la indiferencia, padeciendo enfermedades curables y muriendo por miles todos los días. Así, ¿los humanos de la son/somos personas civilizadas como conjunto mundial?, ¿somos civilizados los pensadores de la Tierra si presentamos estas pruebas y cifras mundiales que nos señalan y “acusan”?. No, no somos capaces de presentar una especie civilizada por mucho que lleguemos a la Luna o a Marte. Ni por mucho Internet que inventemos y desarrollemos, tampoco por crear exquisita belleza en la artes con bonitas canciones, originales novelas o preciosas imágenes en formato tecnológico.

Hablar de Humanidad es tener que saber de la existencia de unas doscientas soberanías y naciones donde unas son menos bárbaras que otras. Algunas, incluso, si nos ceñimos al interior de sus fronteras, podrían considerarse civilizadas, pero no como Humanidad, sino como ciudadanos de estas respectivas y concretas comunidades soberanas, nada más. Estas soberanías son las naciones más democráticas que existen y suficientemente civilizadas dentro de sus fronteras, es decir, pueden brindarnos las libertades necesitadas para comenzar a civilizar a la Humanidad. Con ejercicios democráticos no vinculantes, capaces de expresar una conciencia colectiva en muchos temas y campos propios del interés general humano. Planteamos el contacto razonado y equilibrado entre las mentes individuales humanas y la mente colectiva que todas formamos potencialmente. Porque el individuo libre, por mucha nacionalidad democrática y civilizada que tenga, es parte de una masa humana, mundial y subconsciente, o todavía lo sigue siendo.

Hay muchos tipos de organizaciones asociativas, en este caso la cuestión a descubrir es cómo se organizan los grandes colectivos para que muestren una personalidad colectiva e inteligente. Descubrir en el proceso consituyente del ciudadano humano a la identidad colectiva como una forma de cordura común donde dos dimensiones se conjuguen: una individual y local, la otra social y mundial. Como persona el hombre es un ser que tiene conciencia de los valores y que es en sí mismo un valor, una personalidad junto a otras muchas. Y si un individuo o persona puede formar una personalidad: un conjunto de personas pueden formar una personalidad colectiva que, con métodos democráticos, puede ser consciente e inteligente. En este caso registrando, publicando y estudiando los escrutinios de la propia voz colectiva de la Humanidad Libre ante muchos temas esenciales que afectan al mundo.

La misión aquí descrita es facilitar el conocimiento y la toma de conciencia colectiva de la Humanidad, como una base transformadora de la evolución del ser humano. Conciencia como compromiso que tenemos con nosotros mismos o con nuestro propio crecimiento individual/colectivo y humano. Es la construcción de un régimen democrático para la Humanidad sin vinculación a los Estados pero amparados por las leyes fundamentales de éstos. Porque no sólo empuja la Historia y la actualidad mundial es desalentadora, estamos padeciendo una grave crisis no sólo económica, también crisis moral, espiritual y política, que tiene un profundo impacto en las personas y sobre las relaciones humanas. Crisis de valores que desestabilizan el progreso de las sociedades, visiones del futuro con demasiadas incertidumbres, junto a presentes amenazantes. Podemos ampliar una conciencia más allá de los individuos y de sus grupos mayoritarios derivados del idioma o de la nación, y abrir la primera entre las conciencias comunes, la Humana, que puede ser integradora para todas las personas con conciencia de libertad.

El conocimiento es imprescindible para elegir el mejor presente y futuro donde conducir a nuestras libertades democráticas comunes, pero el ánimo es la clave. Este libro no sólo expone conocimiento mecánico y democrático, sobre todo intenta medir el ánimo que moviliza a la opinión pública mundial, con iniciativa concreta y estructural para cambiar el orden o desorden de nuestra actualidad planetaria, al menos en el campo de la evolución mental. Los cerebros evolucionan, no cabe duda. Y entre ellos, las mentes que han formado los cerebros humanos, también evolucionan. Cuando “miro” con la mente al resto de mis semejantes, los humanos libres, deseo que algún día entre todos podamos formar los mínimos de una mente colectiva para bien de nuestras libertades, de nuestra especie natural y de la mente formada por la Evolución. Este libro, la Ciudadanía Humana, es el Humani Desideratum, lo más digno de aspiración o ideal, que esta limitada mente libre ha ideado por deseo de mi corazón democrático.

Este libro es bueno porque toca unos puntos muy buenos y esenciales para la evolución mental, individual y colectiva del ciudadano, pero a la vez este libro es muy superable en calidad y por ello siempre invita a su mejora o a la presentación de una alternativa mejor. Y aunque en cierta medida esta obra represente una audacia ante el mundo más atrasado, esperemos que nunca sea tarde para esta empresa mundial de las libertades democráticas, construir nuestra personalidad colectiva frente a la libertad general, en la realidad mundial de nuestra existencia humana. Porque, ¡cuántos hombres y mujeres nos han precedido en esta labor y cuántas personas libres con nosotros en esta actualidad mundial!. Cuántas más esperan en nuestros genes y palabras para formarse y continuar la obra humana que, en definitiva, es obra de la mente/alma de la Tierra, buscando siempre entre las libertades a su opción mas digna.


La Ciudadanía Humana, Parte I, página 13

PARTE I

"ESTUDIO TÉCNICO DEL TERRENO"
O
REPASO SOCIO TÉCNICO DE LA HUMANIDAD LIBRE

"La verdadera democracia sólo puede ser resultado de la no-violencia. Ésta es útil cuanto más débil se es para vencer a la fuerza, pero sólo funciona cuando hay una opinión sensible.". Mahatma Gandhi (1869-1948).

Realmente se podría diseñar un edificio sin que el edificio haya sido ubicado todavía en un terreno o solar y quedando sólo pendiente la elección de la cimentación. Cuando el proyecto ya tiene asignado una parcela, y según sea el resultado del estudio geotécnico de la misma, así será finalmente la cimentación elegida. Siguiendo este simil y si el "solar" donde queremos construir el "edificio" de la CH es la Humanidad Libre (HL), pues todo solar, antes de estudiarlo, hay que ubicarlo. ¿Dónde está la Humanidad Libre?, incluso, ¿qué es?. Los medios de Información no la nombran (salvo alguna honrosa excepción donde se la llama "mundo libre"), pero no cabe duda, la Humanidad Libre es un fenómeno social e histórico de dimensiones planetarias en lo geográfico y de ampliaciones extraordinarias en lo teórico y mental.
 
Sin embargo, aún sin nombrarla, la Humanidad Libre existe. Está formada por ciudadanos de muy diversas nacionalidades que disfrutan de las libertades democráticas reconocidas por la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH). Por lo tanto y también, como extensión espacial, el conjunto de los países verdaderamente democráticos forman el territorio geográfico de la Humanidad Libre. Hay más "territorios" o espacios de la HL, como el ciber náutico, el sociológico, el económico o el político. Pero no se abarca toda la geografía o toda la teoría, es decir, también existe una Humanidad No Libre, compuesta por súbditos que también navegan por internet (pero de manera muy restringida por la censura impuesta). Humanidad No Libre manipulada abiertamente por agentes disciplinados a sueldo de los dictadores, quedando aquí los humanos como meros vasallos de los últimos dictadores y totalitarismos que todavía pueblan en la Tierra.
 
Así una primera observación general afirma que, individuo a individuo, todos los ciudadanos democráticos que viven en la Tierra formamos la Humanidad Libre. Es, o somos, un colectivo planetario de personas adultas y libres, presuntamente inteligentes. Formamos uno de los colectivos más importantes de nuestra especie y toda su Historia, sin embargo también somos uno de los más olvidados o negativamente obviados. Pues, ¿los humanos libres tienen o tenemos noción de grupo?. Si hiciéramos un ejercicio imaginativo de ver juntos a todos los humanos libres sería algo así como contemplar una masa inmensa de personas. Éste es el "solar" de la CH, y a primera vista parece una masa total. Por ello antes de adentrarnos en las actualidades mundiales, conviene preguntarse si de una masa planetaria es posible formar una conciencia colectiva, más aún, una personalidad cuerda y con posibilidad de diálogo. Precisamente el "Edificio" Humano que queremos construir, al que no sólo buscamos parcela, también su ubicación más adecuada dentro de la misma.

La Ciudadanía Humana, Parte I, página 14

       Parcela para la Identidad Colectiva de los humanos libres

En principio formamos una entidad colectiva, queda claro, que además carece de voz democrática y, por tanto, no puede expresarse, es muda. Ni siquiera existen sondeos de opinión entre los humanos libres, algo muy extraño, pues los sondeos de opinión, estudios, encuestas o muestreos sociológicos abundan en los países democráticos, resultando muy contradictorio que no ocurra para el conjunto de los individuos que habitan todos ellos. Es algo empírico este olvido de las ciencias sociales y para demostrarlo desde aquí se invita a, por ejemplo, buscar el dato de cuántos humanos libres navegan asiduamente por internet. No existe el dato y eso que es muy fácil conseguirlo, basta sumar los ciudadanos que navegan en todos los países democráticos. Bueno, no es tan fácil, porque ¿cuántos países de los que se auto denominan como democráticos lo son en realidad?, tristemente algunos hay que se llaman democráticos y no lo son. Es como si existiera algo extraño "flotando" en la Tierra que nos tapara a la Humanidad Libre, como impidiendo que sintamos la noción de grupo.
 
Necesitamos el rigor académico para delimitar claramente a los ciudadanos de qué países podemos considerar verdaderamente como humanos libres, pero lo necesitamos para anticiparnos a los hechos, porque sin el rigor académico, simplemente contemplando y publicando dónde o en qué países dejan publicar libremente libros como el presente, sería suficiente para acotar la parcela mundial de los humanos libres. Y aunque hay muchos humanos democráticos muy inteligentes, como conjunto no lo somos. Por ello precisamente, por nuestro carácter netamente democrático y humano, llegar a la práctica asociativa de los humanos libres dependerá de la predisposición inteligente del grupo social hacia al cual el ideal asociativo orienta su llamada.
 
He aquí el problema, pues en la práctica no hay una sociedad mundial y democrática bien delimitada y definida. Existen los humanos libres pero no existe una sociedad mundial libre, al menos no como conocemos a las sociedades en los niveles nacionales, regionales o municipales. Así los humanos libres, más que distribuidos por el mundo, estamos divididos por fronteras, culturas e idiomas diferentes; olvidados como conjunto importante por las ciencias sociales, por las ciencias de la información y por otras muchas. Y sobre todo estamos desunidos por la falta de prácticas democráticas, periódicas e inteligentes entre nosotros.
 
Al nivel agrupador de otros colectivos como el formado por todos los Estados Democráticos pasa igual, no están asociados, y por muy ilógico que parezca no existe una Organización de Naciones Unidas Democráticas. Resulta muy curioso, porque hoy en día muchas guerras se justifican para llevar la Democracia a los países atacados y, sin embargo, siendo aparentemente tan importante la Democracia: no existe una asociación de Estados Democráticos. Donde en todo caso correspondería a nuestros representantes legítimos (a nivel soberano) iniciar las gestiones para formar una unión u organización mundial de los Estados bajo la "bandera" de la Democracia (que por cierto no tiene bandera). En realidad no importa en principio si no existe una Organización de Naciones Democráticas Unidas, porque si los representantes de los Estados Democráticos no quieren unirse y formar asociación entre ellos, nosotros, los humanos libres sí podemos hacerlo, sin renunciar a los Estados o a nuestras respectivas nacionalidades y sin utilizar votos vinculantes: podemos asociarnos democrática e inteligentemente para bien de la Humanidad.
 
Literal o etimológicamente la palabra "inteligencia" significa "leer dentro", y este destino lector buscará el planteamiento de esta nueva ciudadanía, leer el interior de la mente/alma Humana. Al pronunciar la palabra "alma" pudiera parecer que tratamos una empresa espiritual, pero en este caso es parte de la energía anímica que mueve a la vida humana (es la ciencia o Psicología social quien habla del "alma colectiva"). El cuerpo general y el alma colectiva de la Humanidad Libre es una masa de individuos libres sin mente racional colectiva, un subconsciente colectivo a merced del azar y de las circunstancias, mezclado entre diferentes voluntades de élites poderosas que suelen estar enfrentadas entre sí por el dominio mundial.
 
Hasta que la entidad colectiva humana realice una acción conjunta y democrática capaz de mostrar e iniciar una identidad común y notable, a pesar de que requerirá una construcción mundial desde todas las sociedades democráticas. Esta unión democrática y periódica entre los humanos libres o ciudadanía humana será un intento de equilibrio mental desde el "yo humano" (ego individual) hacia el "yo Humanidad" (ego colectivo), o "nosotros Humanidad" (para entenderlo mejor). Y, si además de pensarlo, queremos practicar o ejercitar el voto y pronunciar la voz del yo Humanidad es necesario pasar del "yo Humanidad" como entidad al "yo Humanidad" como identidad; y hacer de la Humanidad Libre una buena organización democrática e inteligente capaz de mostrar una identidad con personalidad colectiva única e irrepetible.
 
Situados nuestros requerimientos podemos iniciar el estudio del "solar o terreno", pero quedando aumentado el proyecto de construcción porque antes de llevar el ideal asociativo y democrático a la sociedad mundial hay que construir a la sociedad mundial democrática (conociéndola y descubriendo o favoreciendo a sus agentes sociales aún dispersos), o terminar de construirla de manera coherente y colectiva. Dejando a un lado por ahora la complejidad de muchas lenguas humanas interactuando (pero la facilidad tecnológica para simplificarlo), es cierto que entre los habitantes de las naciones democráticas (y de otras) se comparte tecnología, ciencias, literaturas, músicas y otras artes, también información y, porqué no, historia.
 
Y es precisamente la evolución histórica (no importa desde qué civilización antigua partamos) la que mejor nos conduce a una sociedad mundial regida por principios democráticos. Es aconsejable, por tanto, antes de contemplar el mundo actual repasar la historia desde el prisma de la ciudadanía democrática. Por ello esta nueva edición del presente libro lleva adjunto un extenso capítulo extra con este fin, la historia de la ciudadanía democrática. Académica y realmente, casi afortunadamente, la ciudadanía humana ofrece una generalidad simple o fácil de entender, pero a la vez invita a una profundidad transdisciplinaria (inter y multidisciplinaria) entre distintas disciplinas del conocimiento y desdes diferentes áreas del saber académico.
 
No obstante, en este desafío de plasmar una sociedad en un mundo globalizado donde los estados democráticos permanecen desordenados y mezclados con estados jerarquizados y prácticamente en todos los mercados económicos (recordando que hasta las artes o las Ongs forman mercado), observaremos un poco de la historia reciente de la Sociología y la Psicología Social para hacernos una idea del grupo social que formamos en potencia y queremos formar en conciencia, el "terreno" sobre el que queremos "edificar" la voz democrática de la Humanidad Libre. Muchos sitúan en 1879 el origen de la Psicología Social, debido a la obra "La Psicología de los Pueblos" de Wilhelm Wundt. Aunque a lo largo de la Historia muchos se han preocupado de la psicología o mentalidad de los pueblos, y en literatura filosófica y política podemos encontrar importantes reseñas, pero es Wundt uno de los primeros en dedicar una gran obra a ello con una metodología científica.

Muchos ideales filosóficos, sociológicos o incluso religiosos, a lo largo de la Historia, han tratado de armonizar a los individuos con los colectivos principales que formaron o forman (como ejemplo: los espíritus nacionales). Así muchas fuentes metafísicas y tonalidades moralistas podrían alimentar a la proyectada Ciudadanía Humana, que cada uno elija la que desee o le llegue (siempre que sea democrática). Pero en el proceso ciudadano y su resultado nos igualamos todos, que es lo necesitado, antes de adentrarnos en los variados caminos de las diversidades resultantes. Por ello, tarde o temprano, estas privilegiadas individualidades de la Naturaleza, terminan preguntando: ¿podemos concebir formas de experiencia consciente hacia el "yo Humanidad Libre"?.
 
Siendo responsabilidad entre los individuales libres de diseñar una maquinaria democrática que dé luz a una mente planetaria como referencia central a todas las mentes individuales. Una Identidad Colectiva de la Humanidad que piense y hable, se le pregunte y responda. ¿No es esto, también, la libertad humana?. Libertad colectiva humana en equilibrio con las libertades individuales y con otras libertades colectivas. Siendo así podríamos proyectar varios tipos de caminos en metodología social para o hacia una mente general e inteligente de la Humanidad. Necesitamos proyectar un modelo adecuado que cubra a la inmensa mayoría de los humanos libres y a sus hijos, como una construcción de conceptos sobre cuya base establezcamos predicciones condicionales de lo que esperamos que ocurra en el mundo real.
 
El colectivo de hombres democráticos y mujeres democráticas, personas adultas de la Tierra, somos el sujeto, he aquí la "masa" a la que descubrir una mente colectiva e inteligente. Masa porque no sabe decir lo que piensa, quizás porque no sabe lo que piensa, si es que piensa, pero rotundamente porque no sabe pronunciarse colectivamente. Si preguntamos y hacemos hablar a nuestra mente colectiva comenzará a pensar, y si sabemos preguntar (auto preguntarnos) mucha información inteligente y colectiva emanará para beneficio de todos los humanos libres. Ante ello es preferible que cualquier método o modelo de Ciudadanía Humana se dude y se cuestione antes de ser creído "sin más". Y para dudar nada mejor que preguntar: ¿Concordarán los hechos del mundo libre con el resultado hipotético predicho por el nuevo modelo ciudadano?. Si no fuera así, ¿es posible la modificación para lograr que el modelo funcione o cabe ser rechazado?. Necesitamos una primera democracia mundial, viable o nada utópica, como referencia para ir trabajando y evolucionando.
 
Porque nadie es experto en todo, hablamos de sociología, psicología colectiva, historia, política, economía, filosofía, biología y antropología, entre otras. El tronco común de la CH ramifica hacia muchas disciplinas del conocimiento, pero debe ser un viaje de retorno hacia el entendimiento común. Esta obra pretende un acercamiento al discurso humano intentando eliminar la complejidad para hacerlo más accesible a aquellos que no son especialistas en algunas de las muchas materias disciplinadas del conocimiento (capaces de profundizar en la Ciudadanía Humana). Prácticamente se trata de todos los lectores porque nadie (salvo alguna excepción) es especialista en todas las disciplinas del conocimiento involucradas en la libertad humana y sus conocimientos públicos.
 
Ya sabemos que actualmente la entidad colectiva que tratamos, la Humanidad Libre, es una masa. Todavía mucho más, es una definición pura de masa, ya que por carecer carece hasta de líderes, e incluso de instituciones que la lideren o representen y, quizás lo más grave, carece hasta de estudios serios. Pero esto que parece un defecto podría ser el nacimiento de una virtud, pues el resto de las masas, se llamen "pueblos" o "ciudadanías", tienen "directores" (minorías selectas en el poder o representantes legítimos en los tres poderes de los Estados de Derecho), pero la Humanidad Libre carece de "directores", ni siquiera existe una minoría selecta que la represente.

No existe nada ni nadie que represente a la Humanidad Libre. Ni siquiera la ONU (que agrupa o intenta agrupar a "naciones de ciudadanos" junto o con "naciones de súbditos"). Estamos pues ante una entidad colectiva que es pura masa y que nada ni nadie, con acceso mediático, se preocupa de ella de forma civilizada. Humanos libres que todavía no hemos utilizado nuestra libertad humana para, al menos, ordenar de forma democrática nuestros intereses generales. Pero, ya que somos masa, podemos obtener un poco de ayuda de los llamados "psicólogos de las turbas", donde comenzaron a destacar Scipio Sighele (1868-1913) con su obra "La masa delincuente" (1891), Gustave Le Bon (libro Psychologie des foules), Sigmund Freud (1856-1939) con su obra "Psicología de las masas" (1921) y Ortega y Gasset (con "La Rebelión de las Masas", en 1930); entre otros.
 
Si los humanos libres somos una masa mundial habremos de atenderla y, en principio, tenderla sobre lo teórico. Sighele escribía sobre la masa como el "alma de la multitud" y de un "individuo colectivo". De Le Bon podemos extraer su calificación futurista del siglo XX como "la era de las masas", multitudes de gentes gobernadas sin capacidad de raciocinio colectivo, sólo disponibles para la acción, donde la esencia en la dirección o evolución recaía en los líderes y sus carismas. Es curioso, ya en pleno siglo XXI, esta definición sirve todavía para muchas poblaciones políticas, democráticas o no. Pero es lamentable porque a las masas se les atribuye principalmente poderes de destrucción derivados de la acción violenta, "necesitando ser vigiladas y dirigidas por las élites o los líderes". Así una legión de pensadores políticos, económicos, sociológicos, psicológicos y de otras ciencias sociales temieron el fin de la civilización occidental y argumentaron en contra de una "excesiva libertad" para las masas, destacando para ello sus aspectos negativos. Sí, las masas, como cuerpo de multitudes humanas, nacieron para la ciencia social y política con el estigma de la violencia callejera y de las revueltas populares (propias de la época de revoluciones violentas entre los siglos XIX-XX).
 
Aún así Le Bon diferenció entre las masas homogéneas (clase trabajadora, casta militar, oficios religiosos, etc) y las masas heterogéneas (agrupaciones de individuos de diferentes procedencias profesionales o de diferentes clases sociales). Entre las masas heterogéneas se establecen dos grandes clases, unas anónimas sin responsabilidades (puramente las multitudes, como el público en un campo de fútbol, por ejemplo) y otras no anónimas con responsabilidades (grandes asambleas o grandes jurados populares, por ejemplo). Es Gabriel Tarde, a diferencia de Le Bon, quien divide entre la multitud y el público. Una matización muy importante porque G. Tarde se refiere también al público que no está reunido, sino disperso en la geografía, pero unidos por corrientes de opinión (que si las unimos a corrientes tecnológicas en tiempo real también serviría hoy para la sociedad mundial democrática).
 
Del mundo de la consciencia, que rige al individuo, se pasa al mundo inconsciente de la masa donde los individuos suelen actuar bajo la hipnosis de la sugestión hasta tal punto que el pacífico puede convertirse en violento. Es importante porque Le Bon demuestra que el razonamiento crítico de un individuo sumergido en la masa puede verse transformado fácilmente hacia la irracionalidad de un salvaje. Le Bon advierte además en la fragilidad entre el autoritarismo del líder y la servidumbre de las masas, ya que éstas pueden descontrolarse fácilmente e ir más allá o incluso desobedecer las órdenes del líder. Dicho sea de paso este polo extremo se puede invertir y, dentro de la masa, el individuo tacaño puede convertirse en generoso, es decir, no siempre la masa actúa de forma violenta, también una multitud puede acudir a socorrer ante un terremoto o un desastre colectivo.
 
Así que la verdadera evolución mental de la masa se sitúa en su capacidad de reflexión para discernir entre lo real de lo imaginario, diferenciando lo posible de lo imposible. Pero Le Bon dijo: "el arte de impresionar la imaginación de las masas equivale a conocer el arte de gobernarlas". Donde el propio autor recomienda al líder un discurso simplista frente a las masas, basado en exagerar y repetir, ya que las masas no son guiadas por la razón. Y ésta es la ciencia a cambiar en la práctica por la CH (ya cambiada o cambiando en la teoría por la nueva ciencia psico y sociológica), donde los humanos libres podemos ser guiados por la razón y alejar nuestras emociones de las hipnosis colectivas y sus sucedáneos. Aprovechando mejor el nuevo concepto que introduce Freud dentro de la psicología de las masas: el concepto de libido (energía de los instintos susceptible de ser considerado bajo el concepto de amor), como el amor a la Humanidad o filantropía. Actualmente los humanos libres somos una masa mundial pero, precisamente, por la caracterización de las masas del siglo XX, donde se independizan de la geografía para atender la coincidencia de ideas, podemos formar el ideal universal de la CH y dejar de ser masa para convertirnos en inteligencia común, pasando de entidad a identidad colectiva para bien de la Humanidad.
 
Sobre la teoría de la "identidad colectiva" la primera anotación que figura en la base de datos Sociofile (gran cantidad de artículos de sociología publicados entre 1974 y 1997) es de 1982 y la firmó Richard Weiner en la revista Psychology and Social Theory, («Collective identity formation and social movements», páginas. 13-23). Pero es Melucci quien afirmó rotundamente que la identidad colectiva es el proceso de construcción de un sistema de acción (y expresar lo que uno piensa u opina, sobre todo si se utiliza el voto democrático: es una acción). Una práctica social a la que invita la Ciudadanía Humana donde la globalización y la mundialización de los votos inteligentes entre las distancias cada vez más cortas en tiempo nos introducen a todos los libres de la Tierra en una pauta cultural común. Donde las últimas fronteras, los diferentes y numerosos idiomas, ya desparecen debido a los rápidos y cualificados sistemas digitales de traducción. Por tanto la Ciudadanía Humana supone un paso más allá del factor etnolingüístico como fundamento de la identidad colectiva.
 
Estamos ante el planteamiento teórico de la Identidad Colectiva Humana, sin ella la Ciudadanía Humana resultaría imposible. La identidad colectiva es el estado de conciencia implícitamente compartido de unos individuos que reconocen y expresan su pertenencia a una categoría de personas y a una comunidad que los acoge. En este caso la comunidad teórica es la Humanidad, pero la comunidad práctica sólo puede ser la Humanidad Libre, ya que a esta identidad colectiva se accede o emana de métodos democráticos que requieren la libertad de voto. Y así otra observación importante es aquella que describe a la identidad como una construcción del yo frente a los otros, pero en este caso se trata del "yo colectivo Humanidad" junto y ante el resto de los "yo colectivos", sean soberanos, étnicos u otros, pues también sería una construcción de nuestro yo colectivo humano frente a nosotros mismos como individuos humanos, con ello bastaría la justificación.
 
Aunque el sociólogo Parkin detalló que la pertenencia a un grupo se obtiene por Exclusión, por Usurpación o Dualmente; y aunque existen otras muchas clasificaciones, atendemos principalmente a éstas: HOMOLOGIZACIÓN, proceso de singularización donde se realza lo que nos hace uno, en este caso una: la Humanidad Libre. DIVERSIFICACIÓN, proceso de particularización no sólo interna, sobre todo donde se realza lo que nos distingue de los humanos que no son libres. BIOLÓGICA/FILIAL, somos una misma especie, intentando aunar teóricamente aquello que en la práctica divide la Diversificación, es decir, somos humanos libres ante humanos no libres, pero ellos tienen tanto derecho como nosotros a la Ciudadanía Humana o a la Identidad Colectiva Humana. ESPACIAL, dependiente y localizada en un mismo planeta.

Para que se realice el paso de Entidad (Humanidad Libre) a Identidad (Ciudadanía Humana) es necesario reconocer unos intereses comunes y cargarlos de ideología (raciocinio democrático) y normativa (Estatutos), y así producir o convocar el movimiento que provoque la articulación sociopolítica (con democracias no vinculantes) de los intereses comunes. Podría servir en gran parte la Teoría de la Norma Emergente (de Turner y Killian, 1957) donde la propia interacción del grupo crea normas interiores diferentes al resto de las convencionales o institucionales. También el contexto político de la identidad colectiva ha sido plenamente tratado por autores como S. Tarrow, D. McAdam o H. Kriesi donde, en síntesis, la oportunidad política se basa en un conjunto de incentivos que producen una acción colectiva. Esta acción colectiva, como movilización mundial (hacia el voto no vinculante), es, en definitiva, lo que construirá a la Ciudadanía Humana. Para ello necesitamos apelar al imaginario colectivo o social y descubrir los elementos que nos permitan dilucidar sobre las manifestaciones de la identidad colectiva humana en sociedad planetaria.
 
No se trata, volviendo a Freud, que en las masas pasajeras el individuo renuncie al ideal del Yo para pasar a adoptar el ideal de la masa encarnado por el caudillo o líder (incluso el democrático). NO, el colectivo inteligente no sustituye al individuo, se trata de sumar el "yo individual" al "yo colectivo", el "yo humano" al "yo Humanidad", o de mezclarlos adecuadamente y en óptimo equilibrio mental para que ambas partes sumen beneficios. No se trata de sustituir un "mal" con otro, aunque sea menor, no es dejar la parte negativa de los individualismos para caer en la parte negativa de los colectivismos. En los trabajos de Freud siempre encontramos a las multitud relacionada con un líder o guía. Y aunque existen individuos con carisma, esta facultad individual no se requiere para dirigir a la colectividad libre, sino para sumarse al carisma colectivo y así, ojalá, la CH goce de una identidad colectiva con carisma propio más allá de la vida temporal de los individuos. Pues como afirmaba G. Tarde, la conciencia colectiva no está fuera de las conciencias individuales. Y mucho menos sustituir una por otra, sino que necesitamos armonía del Individuo privado con la Humanidad pública, ambos en plenas y evolucionadas libertades democráticas.
 
Sin embargo Durkheim mantendrá lo contrario y todo hecho social será exterior al individuo; esta división aún existe en la Psicología Social, posturas psicologistas y posturas sociologistas, respectivamente. En realidad, aunque los individuos mueran otros lo sustituyen, la relación inteligente entre individualidad/colectividad es o debería ser indisociable. La CH no sería nada sin el ciudadano humano y la principal ciencia a atender por éste, siguiendo los trabajos de Ortega y Gasset, es la Historia (que no deja de ser una parte de la Evolución de la vida en la Tierra). Porque el hombre-masa descrito por Ortega se caracteriza por desconocer la Historia, y por ello sin reflexión, sin profundidad, sin fondo, un ciudadano "hecho deprisa" (como estamos hartos de ver en estas sociedades mercantilizadas), un humano simple y primitivo o estandarizado por los mercados que no tiene en cuenta la experiencia histórica de la Humanidad. Que ansía poseer y poseer mientras se "disfraza" de dobles o triples moralidades, y ante ello Ortega expone "la minoría selecta", personas con inquietudes y exigentes con la época que les toca vivir.
 
Pero no confundamos, Ortega no sitúa al hombre-masa como al trabajador pobre de escasa cultura y que en su tiempo libre se dedica al ocio improductivo. También especifica sobre el "señorito satisfecho" de las clases media y burguesa, ignorante de los peligros que también conllevan las sociedades de la superabundancia. Así por un lado tenemos las "sociedades del hambre" donde el individuo bastante tiene con sobrevivir y con escaso tiempo y conocimiento para asociarse conscientemente a una productiva identidad colectiva a nivel mundial, propenso a las turbas y a la violencia de las masas. Y por otro lado existen las sociedades o partes de las sociedades donde reinan las superabundancias con individuos auto complacientes sin ser conscientes del propio destino humano, encontrando una vida individual fácil y satisfechos con la sensaciones de poder y dominio, plenos en el individualismo. El desafío es claro y el ciudadano humano puede nacer de ambas partes y desde todas las naciones democráticas.

Un siglo después de Ortega el propio tiempo histórico transcurrido contradice un poco una de sus afirmaciones, donde las masas son el conjunto de personas no especialmente cualificadas y la minoría selecta las personas especialmente cualificadas, ahora resulta que todos, por muy especializados que estemos en un campo o disciplina: no lo solemos estar del resto, así que de alguna manera todos somos masa, pero a la vez, como ahora la información ofrece todo tipo de conocimientos a todos, todos somos también minorías selectas, primero de nuestra profesión o especialización (añadiendo vocaciones o devociones) y después con acceso al resto. Así, si aplicamos las masas y las minorías selectas al conocimiento, encontraremos tantas minorías selectas y tantas masas como disciplinas del conocimiento existen, de tal manera que, por ejemplo, un médico pertenecería a la "minoría selecta" del conocimiento sanitario pero sería "masa" en el conocimiento arquitectónico (salvo excepciones, por supuesto) y un simple albañil sabría más que el médico en arquitectura.
 
Ya no existen las masas, sino las masas temáticas, resultando tantas masas como disciplinas del conocimiento existen y por las profesiones principales ejercidas en nuestras sociedades. Por otro lado Sighele afirmaba que la masa no era la suma de sus individuos y sus cualidades, sino un producto imprevisible y subrayaba que en lo intelectual se producía un decremento. Sin embargo la CH contradice esta postura si se utilizan los métodos democráticos adecuados, porque entonces el conocimiento de los individuos agrupados o asociados no ya se suma, sino que se multiplica. Por ello gran parte de la actual psicología social podría quedar "corta" frente a la CH cuando deje de ser masa y comience a votar, mostrando empíricamente una personalidad consciente y colectiva, una masa inteligente (algo contradictorio todavía en este presente).
 
En definitiva la clave final se encuentra en las emociones o el ánimo, mucho más que en los niveles de los conocimientos, de los económicos o de los éticos, aunque éstos sean necesitados. Porque el humano sensible a los problemas de la Humanidad tiene ante sí, sobre todo con la Ciudadanía Humana, la proyección del conocimiento necesario para participar en soluciones, incluso para solucionar. Y el humano no sensible ante ello, aunque tenga el conocimiento, resultaría como si no lo tuviera. Nos falta la motivación ante un plan mundial y viable. Para ello, como se dijo, el humano sensible no debe abandonar la práctica individualista para abrazar el colectivismo humano, no debe sacrificar su individualidad por el bien colectivo, no es para tanto, simplemente con dedicar su mente un mínimo tanto por ciento (digamos un 1%) a la Identidad Colectiva Humana es suficiente.
 
Ortega, al inicio de su obra "La rebelión de las masas" escribe: "Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad..." y esta frase aquí inacabada nos sirve de contexto ideal porque los humanos libres somos en la actualidad (segunda década del siglo XXI) una masa o multitud "ignorante" y dispersa por todo el planeta, pero, si aplicamos la CH y sus métodos democráticos, podremos evolucionar la frase de Ortega: "Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad...", "...a menos que se asocien democráticamente y puedan formar un identidad colectiva, cuerda y consciente, como una mente social de la Humanidad con capacidad de diálogo inteligente". Si fundamentalmente una masa es una multitud de personas, unidas en un mismo punto geográfico o dispersas en un mismo planeta o país (pero ante un mismo punto teórico), realmente, siempre existirán las masas. Por ello, en síntesis, la CH pretenderá transformar una "masa ignorante" en una "masa inteligente", en este caso la formada por los humanos libres.

Es el proceso de racionalización y culturalización de la población humana en libertad, con democracias útiles capaces de descubrirnos nuestra Identidad Colectiva y canalizar nuestra sensibilidad y nuestros diversos conocimientos para afrontar con garantías mundiales el presente y futuro de la Humanidad. Para ello existe o se pretende: Una Conductividad Estructural (Estatutos Propuestos y los órganos asociativos, inteligentes o bien entrelazados). Una Tensión Estructural (el ánimo a solucionar los problemas graves que padece la Humanidad actual). Desarrollo y Expansión de Creencias (por ejemplo el presente libro o similares y sus publicaciones, ya que el elemento canalizador son la lógica y la razón). Factores Desencadenantes (la convocatoria y su argumentaciones para el voto de la HL). Movilización para la Acción (la formación de las Mesas de Voto en diversas localidades repartidas por el planeta). Y Control Social (de los órganos elegidos para coordinar una Asociación Inteligente de los Humanos libres).
 
Ahora llegamos a una de las teorías más importantes de la Psicología Social, llamada "Teoría de la Categorización, Comparación e Identidad Social", derivada de los estudios y experimentos de Henry Taifel en 1971. En resumen es la obtención de una identidad social positiva donde si nuestro grupo sale favorecido también los individuos que lo formamos, en palabras del propio Taifel: "Aquella parte del autoconcepto de un individuo que deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo social junto al significado valorativo y emocional asociado a dicha pertenencia" (1984). Con ello John C. Turner da un paso más y nos ofrece la Teoría de la Autocategorización, donde la masa formada por los humanos libres puede o podemos otorgarnos la categoría de ciudadanos humanos y así favorecerá identidades sociales fundamentales al margen de las élites.
 
Y así alcanzamos el más moderno y actual modelo de conducta de masas, llamado "Modelo de la Identidad Social", formulado en primera instancia por Reicher en 1996. Explicado con sus propias palabras: "Aplicado a la psicología de las masas, el argumento es que las personas no pierden su identidad en la masa, ni su conducta refleja una personalidad defectuosa, más bien cambian de una identidad personal a una identidad colectiva. De la misma forma, no es que la conducta de una persona esté sujeta a un pérdida de control, más bien se pasa de actuar individualmente en términos de creencias y valores individuales a actuar colectivamente de creencias colectivas y compartidas" (Reicher y Stott, 1998).
 
Este modelo está en revisión y pueden surgir nuevas y mejores teorías. Llegados a este punto resultan ideales las palabras de Moscovici: "A comienzos del siglo XX se estaba seguro de la victoria de las masas; a su término, nos encontramos por completo cautivos de que quienes las conducen". Estas palabras son una de las mejores síntesis política, social y económica del siglo XX. Las masas nacionales, incluso o sobre todo las democráticas, están cautivas, incapaces de formar por iniciativa propia una identidad colectiva con manifestaciones cuerdas y periódicas, muchos menos la masa humana y mundial de los individuos libres, he aquí otra poderosa justificación y tremenda utilidad de la Ciudadanía Humana.

Así, concluyendo, no podremos desarrollar una conciencia crítica sin una ciencia crítica. Vemos cómo la Psicología Social nace a finales del siglo XIX y principios del XX padeciendo el miedo a los movimientos colectivos (reales o potenciales) por su cercanía a la violencia y el descontrol y los discriminó sin piedad, argumentando la necesidad de manipular a las masas (hasta dictadores como Mussolini se basaron en las doctrinas de Le Bon y, de forma más "discreta" hasta el propio Hitler). Bien es cierto que la sociología o la psicología social estaban naciendo a principios del siglo XX, pero en el fondo no era excusa para los hombres del conocimiento llamados "psicólogo de las turbas". Pues ya a finales del siglo XVIII los hombres ilustrados conocían la solución. Sino, veamos unas palabras de unos de los sabios responsables de la nueva educación tras la Revolución Francesa, el Marqués de Condorcet (1743-1794). "Agotad todas las combinaciones posibles para asegurar la libertad, si no contienen un medio de ilustar a la masa de los ciudadanos, todos vuestros esfuerzos serán en vano" ("Cinco memorias sobre la instrucción pública y otros escritos", Morata, S.L. 2001, p. 209). E "ilustrar" no es siónimo de "contentar", y mucho menos de "dirigir" o "manipular".

Afortunadamente hoy en día las ciencias sociales al respecto han rectificado, como hemos visto. Siendo ya capaces de mostrar que los cambios colectivos son un fenómeno social, simplemente, pueden ser violentos o pacíficos, legales o ilegales, con ideas nuevas, clásicas o revisadas, en una localidad o en varias, pero son fenómenos sociales. En este caso particular esta "masa mundial" de los humanos libres busca dejar de serlo y dotarse de una mente colectiva, pacífica, legal, democrática y mundial, la Ciudadanía Humana. Observamos otra cita de Condorcet "Difundiendo las luces entre el pueblo es como se puede impedir que sus movimientos se vuelvan peligrosos; y hasta el momento en que pueda ser ilustrado, es un deber para aquellos que han recibido una razón fuerte y un alma valiente defenderlo de la ilusión y mostrarle las trampas en las que sin cesar lo envuelve su crédula simplicidad" (obra citada, p. 210). Queremos una razón fuerte para el marco general de la libertad humana.

La Ciudadanía Humana es una investigación de la Identidad Colectiva para la Humanidad Libre (acotación o diferenciación entre los humanos democráticos y los humanos súbditos). La HL no conoce precedentes como sujeto ampliamente tratado en la psicología ni en la sociología, mucho menos en la política, (otras identidades colectivas sí son estudiadas, pero la HL no o no al nivel que merecen). No hay tesis ni doctorados intentando aportar elementos para el análisis social de nuestro colectivo de humanos libres, no hay medios de comunicación divulgando noticias al respecto (y los medios de comunicación somos todos, no sólo las empresas privadas y públicas de la información). Muchas colectividades han sido estudiadas y tratadas por las ciencias sociales y políticas pero qué pasa con la Humanidad libre, ¿dónde están los estudios y sus resultados sobre el colectivo formado por todos los ciudadanos democráticos que habitamos en este planeta?. Es triste descubrir esta realidad, porque tantas veces que hemos izado la Democracia para tener que comprobar ahora, decepcionados, que la Humanidad Democrática ni siquiera ha sido estudiada para su mejora.
 
Debemos o podemos saber que la masa humana en libertad es capaz de pensar, ser consciente y expresarse, porque en esta masa humana vamos todos los libres. Con esta tesis democrática hacia el carisma colectivo y su mente racional las minorías resultantes son esenciales, aunque se contradigan, porque siempre tendremos la mayoría para que apelemos a la cordura mediadora. Cualquier ideal o idea puede contar con la aprobación de un sector amplio de la población y, en cambio, ser rechazado por otros, es lo normal, no lo extraño. El carisma de la Ciudadanía Humana estará estrechamente relacionado con dos factores democráticos que, a su vez, son los que confieren un amplio espectro de ciudadanos votantes. Porque en el caso de estas democracias no vinculantes, pero preceptivas en conciencia, el escrutinio exacto de la opinión general (primer factor) y de las opiniones especializadas (segundo factor) ofrecerá una personalidad colectiva con carisma propio en los movimientos y pensamientos sociales del mundo.
 
Habermas, posiblemente el sociólogo más relevante de la actualidad, realizó su aportación más importante con la Teoría de la Acción Comunicativa, referida que al elegir un determinado concepto sociológico de acción nos comprometemos con determinadas presuposiciones ontológicas. Pero la sociología es una herramienta para un sujeto colectivo, en este caso la HL, un sujeto que puede contradecirse en suposiciones ontológicas. Así el máximo exponente del sentido común humano es o será la expresión democrática de la propia Humanidad Libre. Hacia una asociación sin fronteras que sepa leer, adecuada y sociológicamente, nuestros escrutinios y sin necesidad de renunciar a nuestras nacionalidades locales o soberanas. La consciencia colectiva de los ciudadanos democráticos de la Tierra puede mostrarse cuerdamente. El dinamismo y la complejidad de las nuevas sociedades humanas del siglo XXI (virtuales o no) requieren democracias más abiertas y diversas. Esto procurará la CH, una comunidad inteligente entre los humanos libres. Así el objetivo final de esta obra es facilitar el acceso a la ciudadanía humana en su fase de elaboración e invitar al lector a hacerse con el dominio de un método posible.

La Ciudadanía Humana, Parte I, página 23

       Sobre el mundo actual, política
 
El mundo actual es una compleja transición a nuevas formas de modernidad donde destacan innovaciones sociales y virtuales provocadas por nuevas formas tecnológicas que eran impensables hace un siglo. A la vez, tanta modernidad recibe una inexplicable contradicción, porque cientos de millones de humanos son abandonados al hambre extrema y letal. En el plano fisiológico, en este siglo XXI o nuevo milenio, cada día nacen unas 364.300 personas en el mundo y mueren unas 147.100 (datos de finales de 2004). Si restamos ambas cantidades resultaría que cada día somos 220.000 humanos más en la Tierra. Y todas forman mentes individuales y conscientes, así la evolución anímica (mente/alma) no cesa y cada día crece más, igual aquello que pretenda estudiarlo.

Somos el mundo actual que se agita sin cesar y en este movimiento incesante e inacabado de la Vida, más que un resultado final, buscamos encontrar una dirección favorable al dinamismo general que nuestro especie natural y actual produce. La tecnología sigue teniendo un papel fundamental en esta época, incluso mayor que en las últimas, que ya es decir, y hemos acelerado la realidad virtual hasta convertirla en universo de posibilidades. Podría decirse que de alguna manera la realidad virtual existe desde las pinturas rupestres pero en la actualidad mundial es como una nueva "teoría de la relatividad" donde el Espacio y el Tiempo cobran otra dimensión. La realidad virtual toma un nuevo papel público y "desafía" al ciudadano a una nueva evolución sin precedentes.

La política, que es la actriz civilizadora encargada en definitiva de administrar correctamente los recursos, está ausente en la representación humana. No existen representantes humanos, sino de las distintas naciones; y sólo sabemos que en sus reuniones internacionales "parece" que se toma en cuenta el interés general humano, aunque desconocemos si acostumbra a quedar por encima de los diferentes intereses partidistas o económicos en juego. La valoración en la evaluación para la política humana es "cero por no acudir al examen", es decir, no existe. No hay políticos que representen a la Humanidad o a su interés general, no hay partidos políticos a este respecto, porque sencillamente no hay voto humano, no existe la democracia general humana. A nivel planetario existe la política entre las naciones soberanas de los humanos y sus pactos o acuerdos, la llamada "política internacional", que no es precisamente la "política general humana". No existe política que indique y trace el marco común civilizado junto al interés general de la Humanidad, no hay hogar común del pensamiento social para el ciudadano en su esfera humana.
 
También es cierto que muchas veces la política general humana fue soñada sin ciudadanía democrática por algunos dictadores que estuvieron a punto de conquistar el planeta entero. Aquí llegamos a la contradicción o gran encrucijada de la política ideada por los humanos: política democrática o política no democrática. Los humanos libres comenzamos a demandar un alimento o tesoro que no es ofrecido directamente por la economía: el pensamiento ciudadano y democrático, junto a su libre comunicación y acorde a los derechos reconocidos en la Carta Internacional de los Derechos Humanos. Debería existir el Derecho Internacional Democrático ("de gentes democráticas"), pues no existe mayor fundamento de derecho civilizado que el democrático, donde se sustenta la libertad humana.
 
¿Es una utopía desear que todas las naciones humanas sean democráticas?. Pudiera ser, pero hasta académicamente está establecido que por medios pacíficos es una utopía la democracia en todas las naciones humanas, pues la guerra parece siempre como medio final. Al respecto el abate de Saint-Pierre (1658-1743), en su obra "Proyecto de Paz Perpetua", pretendía acabar con las guerras (al menos entre las naciones europeas), apelando en gran medida al sentido común de los príncipes. Por ello Rousseau (1712-1778), aún considerando buena la obra, no confiaba en las cualidades de los príncipes para tratar el interés general de sus pueblos. Basándose en ambos pensadores Kant escribió en 1795 "La paz perpetua" que ha sido importante referente político del ideal cosmopolita.
 
Esta fuente del derecho internacional en Kant se basa en seis requisitos iniciales que forman el camino a tres artículos definitivos. El primero reconoce las tres bases del Estado republicano: igualdad ciudadana, libertad civil y dependencia de la ley. Después abre ya el campo internacional afirmando: "el derecho de gentes debe fundarse en un federación de Estados libres", con ello establece relación directa entre el Estado y los Estados (ius civitatis con ius gentium), pero el resultado no es un Estado internacional, sino una asociación o sociedad de naciones.

Así llegamos al tercer artículo definitivo que aún hoy continúa debatiéndose al afirmar Kant: "El derecho de ciudadanía mundial debe limitarse a las condiciones de una universal hospitalidad" (Ibid u obra anterior citada). Estableciéndose así un tercer derecho, el cosmopolita (ius cosmopoliticum) amparado en una hospitalidad universal con derecho de inmigración. Por otro lado es importante señalar la relación entre los Estados, donde John Rawls (1921-2002) hizo una aportación esencial con su teoría sobre el derecho de gentes. Viendo al derecho internacional propugnar justicia en la relaciones entre los Pueblos democráticos, reforzando con ello el estatus del Estado democrático (liberal); pero incluyendo a Estados no democráticos ("sociedades jerarquizadas bien ordenadas") que respetaran los derechos humanos.
 
Es fundamental esta teoría de la justicia internacional porque es la primera diferenciación clara entre "sociedades liberales" (democráticas) y "sociedades jerarquizadas" (no democráticas), ambas en una sociedad de naciones o actual ONU como contrapartida a un Estado mundial. Estableciendo unos principios generales donde destacamos dos: "Los pueblos tienen derecho a la legítima defensa pero no el derecho a la guerra" y "Los pueblos deben respetar los derechos humanos". El avance histórico hacia la justicia internacional ha buscado una "neutralidad" política entre los Estados y necesitado cubrir al individuo, los derechos humanos. Comprendiendo históricamente la actual Carta Internacional de los Derechos Humanos (Carta IDH) y el fundamento jurídico que transmitió Kant, donde al ser los humanos dueños de la Tierra tienen derecho a ser sus ciudadanos. Así el debate político quedó y queda abierto en la búsqueda ideal de una ciudadanía del mundo junto a una Paz Perpetua (en un camino de guerras o derecho de guerra, "ius ad bellum", contra sociedades jerárquicas mal ordenadas o regímenes proscritos). Por ello la ciudadanía humana que se presenta goza de una ventaja sin precedentes al no ser vinculante a los Estados.
 
En otras palabras, el derecho de gentes no puede acabar con las guerras ya que establece a los "regímenes proscritos" que serían las "sociedades jerárquicas" (no democráticas) "mal organizadas", donde el límite que los separa no es jurídica (imparcial o neutral) sino más bien de "política de turno". Quizás por ello Kant limitó su asociación de naciones entre los Estados democráticos (o con "constituciones republicanas", en aquel entonces sinónimo de democracia), y Rawls incluyó a "las sociedades jerárquicas bien organizadas" (pero no democráticas). El derecho a la guerra (ius ad bellum) quedó y queda hondamente establecido pero mal entendido o contradictorio, quedando el derecho internacional actual como intervencionista (por ejemplo Irak, Afganistán o Kosovo). Paradójicamente esta búsqueda del derecho internacional con capacidad de intervención de la ONU es más un acuerdo entre las superpotencias que una asamblea equitativa entre todos los Estados y menos aún entre los Estados democráticos. Queda mucho por hacer a las ciudadanías políticas del mundo y a sus Estados, trabajo muy delicado; pero ello no impide que la ciudadanía humana no vinculante abra nuevas construcciones, actuaciones y derechos eficaces.
 
Algunos historiadores hablan del "Mundo Actual" o "Posmodernidad" para indicar los inicios del siglo XXI. Aún así podemos decir que, al seguir la últimas etapas históricas, se observa un claro antes y después de la fundación de la ONU. Ésta no fue el primer marco civilizado y general para todas las naciones humanas, de hecho fue sucesora de la fracasada Sociedad de Naciones, pero ha sido la más duradera. Nació en octubre de 1945 con un pacto entre los países vencedores de la 2ª Guerra Mundial y apenas dos meses al finalizar la misma. Se agradece esta premura porque pronto iba a quedar peligrosamente redefinido el mundo con la Guerra Fría y sus arriesgadas alertas que amenazaban destruir todo el planeta. Ante este panorama la ONU tiene dos caras. Por un lado ofrece asamblea abierta a la paz mundial, pero al mismo tiempo es incapaz de ser pacífica o mantiene resoluciones a guerras locales y "permite" la deficiente economía mundial, provocando injusticias sociales en muchos países mientras al mismo tiempo intenta erradicarlas, completamente contradictoria es en la práctica la teoría de la ONU.

Así la ONU ofrece una "buena cara" que agrupa a importantes organismos internacionales como la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), la OIT (Organización Internacional para el Trabajo), el PNUD (Programas de Naciones Unidas para el Desarrollo) y el UNIFEM (Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer); donde no todo son luces, pero resultan valiosas descubridoras de las injusticias socioeconómicas en el mundo y ofrecen conciencia de acciones. Además muchas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de carácter humanitario están asociadas o cooperan con estos Organismos de la ONU.
 
Estando así las cosas al menos observamos que el mayor tesoro civilizador de la época Contemporánea es, junto a la Declaración del Milenio que opta por un mundo mejor, otro producto de la ONU: la Carta Internacional de los Derechos Humanos (donde está incluida la Declaración Universal de los Derechos Humanos) y, aunque suene paradójico, comenzaron a concebirla los pensadores del XVII, XVIII y XIX. Constituyendo uno de los finales lógicos del nacimiento contemporáneo y del movimiento democrático (del que pugnaba por el sufragio universal). Después de la Carta IDH el cambio más fundamental acaecido en esta Época actual y posiblemente también de toda la Historia, no sólo de la Humana, podría ser la excepcional realidad de que la Vida ha salido por fin de la Tierra (pero todavía no logra mantenerse o reproducirse al margen de la Tierra).
 
El hecho contiene calidad suficiente para marcar una nueva "génesis" de la Vida planetaria en su evolución, aunque parece ir mucho más lento de lo que se esperaba en la década de los sesenta. Sobre todo cuando la antigua URSS se hundió económicamente y la competencia o carrera espacial se detuvo. Verdaderamente llegar a la Luna fue producto o resultado directo de una tremenda competencia establecida entre dos grandes naciones rivales (EEUU y la antigua URSS) que formaron los dos grandes Bloques políticos del anterior Mundo Bipolar (inmediatamente anterior a este mundo actual Multipolar). Otras naciones se han sumado a la salida tecnológica y humana al Espacio, la última ha sido China. Incluso algunos ciudadanos, como turistas millonarios, han orbitado la Tierra en naves ingrávidas. Aunque todavía estamos muy lejos, a mucho futuro de una asamblea a gravedad cero o desde diferente gravedad a la Tierra. Lógicas porque las grandes distancias hacen que las consultas a la Tierra pueden abarcar días o semanas, y ante decisiones urgentes es fácil que se produzcan asambleas entre tripulaciones no militares.
 
Va quedando muy atrás cuando el mundo anímico surgió entre palos y piedras (Prehistoria), pero no fue en vano. Aunque, bien mirado, los palos y piedras continúan existiendo, ahora son barcos y aviones de guerra, carros de combate, bombas atómicas, armas químicas y bacteriológicas, terrorismo. Menos mal que los palos y piedras también fueron utilizados para mantener la Vida (viviendas, arados, molinos, muletas). Quizás en piedra se escribieron las primeras leyes de igualdad cívica que fueron evolucionando entre los fenómenos sociales acontecidos en la Historia y llegados al Presente.
 
A finales del siglo XX existían unos noventa países con elecciones libres básicamente "limpias", aunque algunos investigadores sitúan el número en unos ciento sesenta. Qué curioso, no sabemos ni el número exacto de países que forman a la Humanidad Democrática, conjunto de pueblos soberanos donde hay cierta alarma. Porque la participación electoral suele estar a la baja en la mayoría de los países democráticos y el absentismo es importante. Algo que extraña, ya que las democracias liberales ven importante la participación ciudadana en las elecciones que forman las legislaturas. También es cierto que este tipo de democracia, predominante en el mundo libre, no valora la participación ciudadana en la agenda política o de asociaciones que no estén implicadas en el comercio o con intereses en los mercados económicos.
 
Las formas democráticas existen, pero el fondo se ha vuelto opaco, carente de transparencia, ubicado en élites privilegiadas de los grandes partidos políticos. Cada Parlamento de una ciudadanía general soberana suele estar formado en su mayor parte por dos o tres grandes partidos y otros menores llamados "bisagras". La democracia como política no termina de casar bien con el capitalismo como mercado y eso que en ambos campos existen proyecciones evolutivas y de mezcla casi infinita. En este "divorcio" aparecen sociedades divididas entre un gran grupo de ciudadanos partidistas (divididos entre varios partidos políticos) y otro gran grupo que expresa apatía y desgana, inclinándose a la no-participación.
 
Quizás hemos tenido tanto miedo a las masas que hemos convertido a las ciudadanías democráticas en "niñas" que sólo quieren "jugar" y pasarlo bien (ocio, muchas veces improductivo socialmente), aunque las "obliguemos" a ir al colegio (los mercados de trabajo), y ante las cosas serias o los peligros: ahí están los "padres" (representantes políticos), Apareciendo en la apatía colectiva y social lo que se viene en llamar "democracia de audiencia" o "democracia de imagen", donde cobra especial valor la imagen del candidato y la oratoria para aumentar audiencia. Surgen las buenas fachadas como primordial y los contenidos como secundario. Tampoco debería extrañarnos mucho, pues es fiel reflejo de nuestras sociedades donde impera el individualismo radical.
 
Necesitamos un óptima conciencia crítica. Al hilo y antes de proseguir informar que este libro acudirá bastantes veces y como consulta al Diccionario de Educación para el Desarrollo, creado por Hegoa, Instituto de Estudios y Cooperación Internacional de la Universidad del País Vasco y financiado por la Unión Europea y el Gobierno Vasco. Este Diccionario ha sido la mejor herramienta encontrada para ofrecer términos de referencia. Como indica la propia Presentación del Diccionario se trata de "...fijar conceptos claves, que nos posibiliten la comprensión de otros nuevos que han surgido al ritmo de los cambios que tienen lugar en el contexto actual y que nos faciliten la posibilidad de compartir un lenguaje común, tan necesario para establecer alianzas y redes de trabajo conjunto".
 
Según el Diccionario de Hegoa y para el término "Conciencia Crítica" (comentarios de Julio Rogero), afirma: "En esta sociedad la libertad se define mediante la lógica del consumismo y la defensa de los intereses individuales y privados. Se percibe un creciente desinterés por parte de la mayoría en valores que se escapan al mercado como la empatía, la compasión, el amor y la SOLIDARIDAD que unen lo público y lo privado y dan consistencia al significado de CIUDADANÍA, democracia y vida pública". El Diccionario de Educación para el Desarrollo continúa afirmando al respecto: "Tomar conciencia de la "edad sombría" en que occidente ha envuelto al ser humano nos lleva a una "no esperanza" en esta sociedad y un profundo desamor lúcidos y desde ellos a cierto "encallanamiento" personal ante la injusticia, la barbarie y la deshumanización". Por ello muchas éticas y filosofías indican que para evolucionar al mundo hacia mejor antes deberemos evolucionar individualmente. El encuentro crítico del individuo social consigo mismo se hace inevitable y esperemos que inteligente o afortunado.
 
Hasta entonces muchos ciudadanos terminamos siendo como "corderos", votando más al color político que al contenido, distanciándose aún más la política profesional de la realidad y demanda social. Miremos a las sociedades libres y veremos comunidades democráticas superables en calidad, anticuadas para los nuevos tiempos que somos, donde la libertad democrática (la acción) queda poco usada y desterrada de la realidad ejecutiva. Tenemos muchos derechos establecidos y protegidos, es importante, pero estamos poco acostumbrados a accionarlos o usarlos más favorablemente para los intereses generales; quedando la Democracia como un espejismo diario y una realidad cada cuatro años, como una gran fachada sin contenido participativo. Quizás el miedo a las masas no es justificación para una "anestesia" social tan prolongada, y un colectivo humano ofreciendo inteligencia colectiva, cordura común y personalidad propia es un recurso evolutivo de la mente que no puede ser despreciado para siempre. En cierta manera es romper el dicho cuando reza: "mi libertad termina donde comienza la tuya" y ofrecer un sustituto más evolucionado: "mi libertad engrandece cuando encuentra a la tuya porque sé una manera para que también engrandezca la tuya".
 
Por si fuera poco y desde los atentados "mundiales" del "11-S", "11-M" y "7-J", los derechos de la ciudadanía han sido recortados, sobre todo los de privacidad. Incluso los ciudadanos somos tratados como "presuntos delincuentes o terroristas" cuando viajamos en avión. Los secretos de Estado son mayores y mayor es su capacidad y legitimidad para espiarnos. La transparencia de los gobiernos disminuye y las ciudadanías o democracias que fluyen son las grandes perjudicadas, ya de por si bastante dañadas por las leyes de financiación de los grandes partidos políticos. Dinero invertido, entre otros, en la más alta tecnología y en las mejores técnicas de manipulación política de la opinión pública. Mucho parece indicar que controlar internamente a los ciudadanos de los países libres y, externamente, someterlos a una permanente división mundial y democrática parece que es el objetivo de los pretendientes a dirigir el mundo. Si es que alguien lo pretende con ética democrática, porque los resultados son contundentes, ni rastro de una mínima democracia mundial en la Humanidad actual.

La Ciudadanía Humana, Parte I, página 28

       Sobre el mundo actual, economía

Cuando atendemos a estas dos palabras, "economía" y "mundial", posiblemente la tercera palabra que acuda a nuestro pensamiento sea "crisis", pues llevamos ya unos años sufriendo serios reveses económicos en casi todos los países del mundo donde, por ejemplo, el desempleo se ha multiplicado en todos ellos. La palabra "crisis", de origen griego, significa "momento crucial". Así esta década (2011-2020) será crucial para el mundo económico de los humanos, donde a diferencia de otras crisis pasadas o momentos cruciales de la economía mundial, se suma un factor ya irrevocable, el medio ambiente. De una economía ante una naturaleza inagotable hemos pasado o estamos pasando a una economía ante una naturaleza agotable. No sólo necesitamos una economía sostenible, también adaptada perfectamente al medio ambiente planetario.
 
¿Lo conseguiremos?. Es curioso, porque si lo conseguimos resultaría que respetaríamos más al medio ambiente que a nosotros mismos los humanos, pues llevamos más de medio siglo (desde después de la II Guerra Mundial y la reorganización económica que ello conllevó) donde todos los años mueren millones de humanos producto del hambre letal y la miseria indigna, mejor dicho, producto de una deficiente economía mundial, al menos para la gran mayoría humana. Tal es así que actualmente hay mil millones de humanos viviendo en extrema pobreza, no sólo con falta de alimentos, también carentes de medicinas baratas o de agua potable. Son generaciones y generaciones de humanos de los países pobres que mueren de hambre o malviven con hambre desde hace más de sesenta y cinco años. Muchos humanos ayudan a combatir el hambre en el mundo, bien desde Ongs o por otros medios, pero el grave problema no se soluciona porque está incrustado en la propia cimentación y estructura del Sistema Económico Mundial, llamado liberal o capitalista en la práctica pero de teoría mixta (mezcla de poderes económicos públicos con económicos privados).

El penúltimo varapalo económico a nivel mundial fue durante la crisis de los setenta que transformó el modelo capitalista. A partir de entonces la llamada economía keynesiana dejó paso al neoliberalismo económico y despertó un problema respecto al derecho internacional. Apareciendo lo que muchos expertos llaman "asimetría cosmopolita" entre economía y derecho, debido a la casi nula coordinación jurídica internacional en el movimiento de capitales más allá de las fronteras políticas, sobre todo en el sector financiero. Todo ello desembocó en la tremenda crisis actual económica que vivimos en el mundo actual. Políticamente el fin de siglo pasado no fue tan malo, la caída del Telón de Acero favoreció los procesos de democratización de finales del siglo XX (llamados por muchos especialistas cono "la tercera ola").
 
Así la crisis económica que vivió el mundo en los años setenta del siglo veinte supusieron un tránsito del Keynesianismo (con acento socialdemocrático) al Neoliberalismo (con acento del capitalismo) mientras nuevas y revolucionarias Tecnologías de la Información y de la Comunicación surgían en los países desarrollados, asentando nuevas costumbres en las sociedades y, por lo tanto, nuevas sociedades con nuevas culturas, como la virtual o de Internet, que es mundial. El mundo vive un proceso de cambio entre un choque del fundamentalismo con el imperialismo, y del neoliberalismo con la opinión pública mundial y muchos pensadores en alguna de las ciencias sociales. En medio estamos miles de millones de ciudadanos democráticos sin saber qué pasará. Somos los descendientes del industrialismo que nació en Occidente cubriendo a todas las culturas del mundo, directa o indirectamente. La universalidad que no pudo obtener Occidente con su religión (o religiones), lo consiguió con su modelo económico capitalista que ya parece agonizante. Donde gran parte del resultado es desalentador.

Al respecto, Amartya Sen (Premio Nobel de Economía en 1998), apostaba a principios del presente siglo XXI por la concepción del "desarrollo como libertad", frente a las insuficientes actuaciones de las Instituciones Financieras Internacionales, principalmente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). El propio Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se ha basado en este nuevo enfoque de Sen para el "desarrollo humano". Hasta entonces las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) se guiaron por lo que se llamó o se llama el "Washington Consensus" (WC), idea o política de desarrollo nacida en los años ochenta del siglo pasado y basada en una visión clásica de la economía, orientada al libre mercado en las naciones pobres o en vías de desarrollo que son receptoras de préstamos bajo las condiciones impuestas por las IFI. Siendo ésta la estrategia dominante en el poder económico mundial prácticamente hasta nuestro presente o ante esta tremenda crisis económicas que vive el mundo. Sin embargo, y es muy curioso, países asiáticos en vías de desarrollo que no siguieron estas pautas del WC han protagonizado el llamado "milagro asiático" y se han puesto a la cabeza de la economía mundial.
 
Señalamos a este autor, experto en economía, porque Sen simboliza muy bien a la economía mundial, sobre todo en las cuestiones del desarrollo y de la pobreza, al menos hasta la llegada de la tremenda crisis de 2007-08, donde varios años después aún hay que esperar un poco para que el ciudadano de a pie pueda observar detalladamente el nuevo rumbo económico del mundo. Para hacernos una idea, Sen, ilustró muy bien el tema con dos visiones del desarrollo económico del mundo a las que llamó BLAST y GALA. Para Sen ambas corrientes son antagónicas y han protagonizado una "guerra ideológica" en el seno de las IFI durante las décadas anteriores a la gran crisis de 2007-08.
 
BLAST significa "sangre, sudor y lágrimas" (frase famosa de Winston Churchill). Así este autor agrupa a las teorías económicas que definen al desarrollo como un proceso "sin piedad", donde no se duda en realizar sacrificios aunque multitud de humanos pierdan mucho o todo, e impide priorizar medidas distributivas o equitativas en las primeras etapas del desarrollo. Por otro lado, GALA significa "getting by, with a little assistance" (frase de una canción de los Beatles). Se trata de una visión donde el desarrollo se convierte en un proceso benigno y amigable capaz de fomentar la cooperación entre todas las partes soioeconómicas, públicas y privadas, y entenderse positivamente en la interdependencia característica del mercado.
 
Blast y Gala no son una división y el propio Sen afirma "...nuestra clasificación pretende más bien distinguir las dos corrientes principales de pensamiento en torno a la cuestión del desarrollo" . Y hablando en tercera persona concluye: "...el presente autor no oculta su simpatía por la concepción GALA, y, por consiguiente, interpretaremos algunas de las principales experiencias del desarrollo de acuerdo con dicho enfoque. Empero, nuestro propósito no es el de invalidar la concepción BLAST. En cierto modo, ambas perspectivas deberían compensarse mutuamente...". Dicho esto ahora podríamos comprender mejor a las IFI, porque el FMI obedece a la concepción BLAST, mientras que el Banco Mundial aplica BLAST pero piensa o mantiene a GALA en su método discursivo (curioso). Sin embargo es la ONU quien aplica de lleno la concepción GALA. Así, a groso modo, estaba el panorama internacional antes de la gran crisis actual.
 
Para situar antecedentes en este "desarrollo económico humano" unas palabras del propio Sen: "... la coyuntura actual nos proporciona un momento idóneo para replantear la cuestión [...]. Desde que surgiera por primera vez la cuestión del "desarrollo" al término de la segunda guerra mundial, han tenido lugar muchos cambios tanto en el ámbito de la experiencia como en el de la teoría del desarrollo. Algunos sucesos recientes han justificado el replanteamiento, evaluación o revisión de nuestras primeras observaciones acerca de la naturaleza del desarrollo económico y social. Este es un momento tan bueno como cualquier otro para preguntarnos qué dirección está tomando la teoría del desarrollo... (Teorías del desarrollo a principios del Siglo XXI, 1998)
 
También es curioso que al poco de nacer o naciendo el Washington Consensus se produjo la caída del muro de Berlín y el ocaso del imperio soviético. Pero rápidamente el WC fue criticado duramente por el PNUD y para ello esgrimió la tesis de Sen, centrándose en una crítica de los valores morales y anexionando la ética y la política al crecimiento económico e incluso a las ayudas financieras a los países pobres. La tesis de Sen se basa principalmente en tres puntos: las libertades de los individuos, la agencia y el debate. Sen es famoso en el mundo especializado por ser de los primeros autores económicos que desmintió la teoría antigua que daba a la pobreza el significado de escasez de alimentos, Sen demostró (aunque todavía algunos se lo cuestionan) que la pobreza es resultado de la mala distribución de los recursos.
 
Realmente, estudiando los trabajos de Sen salta a la luz que, si el potencial económico humano es casi infinito ante los recursos de la Tierra y de otros astros, el problema de la pobreza sistemática y de grandes colectivos humanos obedece más a una cuestión filosófica que económica. El propio Sen afirma: "...el desarrollo puede concebirse (...) como un proceso de expansión de las libertades reales de las que disfrutan los individuos.". Apostando por las libertades individuales como fin y como medio para el óptimo desarrollo económico del mundo humano, así Sen continúa: "El papel instrumental de la libertad se refiere a la forma en que contribuyen los diferentes tipos de derechos y oportunidades a expandir la libertad del hombre en general y, por lo tanto, a fomentar el desarrollo. (...) La eficacia de la libertad como instrumento reside en el hecho de que los diferentes tipos de libertad están interrelacionados y un tipo de libertad puede contribuir extraordinariamente a aumentar otros." ("Desarrollo como Libertad", Madrid, Editorial Planeta, 2000, pag. 56)
 
Vivimos un nuevo mundo desde que llegó el 11 de septiembre de 2001 con los atentados terroristas en las Torres Gemelas de Nueva York, a partir de entonces el mundo capitalista volvió a tener un enemigo político y militar. EEUU volvió a aparecer como líder salvador del mundo libre, pero éste abrió época hacia la multipolaridad o multilateralismo. Hasta el punto de ver en la actualidad a dos países hace poco enemigos políticos, ser ahora grandes aliados económicos, como EEUU/China (por ejemplo China compra gran parte de la deuda estadounidense). A ello ha contribuido la tremenda crisis actual que padece el mundo de la economía, que colapsó a mediados de 2008 con una crisis financiera internacional sin precedentes. Los grandes países económicos se reunieron el 16 de noviembre de 2008 para solucionar la crisis, a partir de entonces se sigue trabajando. Pero las opiniones o tendencias son diferentes, unos tratan de refundar el capitalismo, otros de cambiar del neoliberalismo a otro nuevo sistema económico mundial.
 
Así es difícil hablar "en la situación en que se está" con respecto a la Humanidad actual, pues estamos "efervescentes" e imprevisibles. Nuevos actores económicos y virtuales rompen el papel financiero y ocupan el escenario de un mundo en proceso de cambio hacia una situación mundial muy compleja y débil, no sólo en economía, también en medio ambiente. Todavía domina una globalización económica de corte neoliberal muy débil o frágil en el potencial financiero e incapaz de dignificar económicamente a la mayoría humana, obviamente es criticada por foros sociales diversos dentro de las democracias. Son nuevos movimientos sociales a los que comienzan a sumarse algunas políticas oficiales.

En principio tenemos dos grandes problemas económicos en uno: ¿cómo nos adaptamos económicamente, a medio y largo plazo, al drástico cambio de temperatura que está sufriendo el planeta?. Este objetivo es forzoso y representa e invita a un consenso general entre los grandes poderes económicos planetarios. Con grandes crisis o sin ellas, la economía mundial deberá adaptarse a temperaturas altas y generalizadas en el planeta. Y potencialmente tenemos inteligencia y medios suficientes para hacerlo bien, nunca deberíamos olvidarlo.

Iniciada ya la crisis económica y mundial en 2007-08, el mundo vivió un cambio económico drástico que se agravó en 2009 y 2010, se habló y se habla de refundar el capitalismo; y los más optimistas de los países desarrollados esperan una vuelta a la socialdemocracia (nueva o "neo" en estas sociedades neotecnológicas) similar al Estado del Bienestar de los años 50 y 60. El segundo problema "en uno" puede parecer voluntario: ¿cómo continuamos progresando y evolucionando tecnológicamente sin provocar más efecto invernadero al planeta?. No sólo debemos procurarnos los Estados del Bienestar, también de la Atmósfera del Bienestar, el Desarrollo Sostenible.
 
En cambio, la realidad no virtual del mundo actual proviene de un pasado reciente donde el Capitalismo compitió ferozmente (política, militar, espacial, económica y socialmente) contra el Comunismo (totalitario, no democrático). El resto de los países quedaron en una u otra órbita o en tierra de nadie (los No Alineados). Pero en la década de los 90 se desmoronó el bloque comunista (menos China, que predomina pero con economía capitalista, y otros pequeños como Cuba o Corea del Norte que perduran), surgiendo multitud de nuevos Estados desde la esfera soviética desmoronada. Económicamente fue una victoria en toda regla del neoliberalismo pues China se sumó a esta causa económica, pero políticamente el mundo quedó difuso.
 
Por ejemplo estos últimos años nos dejan una pregunta inquietante, ¿el Mercado es o está más allá de las leyes o dónde están las leyes que regulan al Mercado Mundial?. Cinco o seis mil millones de humanos consumiendo sin cesar, y seremos mil millones más dentro de poco, ¿cuánto resistirá la Tierra?, ¿a cuántos humanos puede contener la Tierra?. Todo mercado que pase de responder no merece ser mercado para el mundo. Existe un dato bastante indicador que muestra claramente la responsabilidad mundial que en esta época y alguna pasada fue y es requerida. En el Neolítico iniciábamos la evolución mental, cultural y tecnológica. Éramos unos veinte millones de individuos. Durante noventa y ocho siglos no hemos superado la población de mil millones de humanos sobre la Tierra. Pues bien, en los últimos dos siglos hemos crecido ¡cinco mil millones de seres humanos más!, una característica poco conocida de la Edad Contemporánea. Desde esta perspectiva el desequilibrio natural estaba y está bastante claro, el comienzo para amortiguarlo no fue tan claro. Incluso ahora muchos siguen sin ver la alarma de este "hinchazón" sapiens de la Naturaleza.
 
¿Cuántos humanos pueden vivir en la Tierra?. Porque quizás esta superpoblación descontrolada ha favorecido muchas de las catástrofes humanas evitables como el hambre extrema, espantosa costumbre asentada desde hace más de medio siglo y continúa aunque tengamos capacidades o potencial para solucionarlo. Donde año tras año, décadas tras décadas, mueren millones de humanos pudiéndose evitar, la mayoría niños. Y nunca llega la solución general, mientras muchas ONG y Organismos sin ánimo de lucro trabajan desde hace más de medio siglo, miles de los mejores intelectuales de décadas pasadas y actual pensando en ello, millones de humanos solidarios apadrinando u ofreciendo donaciones periódicas, pero no llegando nunca la solución general. Y así seguimos muriendo, evitablemente, millones y millones de humanos año tras año.
 
¡Qué impotencia!, donde nuestras conciencias parecen "condenadas a un infierno" de por vida. Así las cosas ¿acaso debemos sentirnos "elegidos" cuando en un simple restaurante pidamos una ración de patatas fritas?. Y si somos los elegidos: ¿por qué tenemos comida de sobra y otros mueren por su escasez, si además nuestra voluntad no lo desea y está en contra?. ¿Qué hemos hecho mal para merecer este castigo en la conciencia común humana o dolor de impotencia general?. Cómo podemos explicárselo coherentemente a nuestros hijos, ¿cómo enseñarles a "danzar sobre las tumbas" de inocentes muertos por el hambre si todavía nosotros no hemos aprendido?.
 
Además estamos perdiendo muchos y buenos humanos, cuyas mentes son movidas por buenos corazones, que, agotados, se retiran de buscar y aplicar solución general al Hambre. Se aíslan geográfica o mentalmente, cansados, "derrotados", "pasando" de la Humanidad porque, en definitiva, "tenemos lo que merecemos". Buscando refugio en pequeñas colectividades como la familia y amigos íntimos e intentando ser algo feliz hasta el final o muerte individual natural. Mientras que el Hambre sigue devorando con monstruosa monotonía y provocando muertes no naturales, donde cada año toca una o dos veces hablar de ello porque algún organismo importante publica su informe anual y después se "olvida", hasta el año siguiente, formando un ciclo o círculo vicioso que impide la solución general.
 
Los humanos hace tiempo que dejamos de necesitar una economía donde éramos depredadores directos de animales (como el resto de las Especies salvajes y carnívoras actuales) y ahora nos sentimos menos animales por ello. Nuestra economía mundial es lujo para pocos, bienestar para algunos más, básica subsistencia para muchos y miseria letal para otra gran parte de humanos. Los hechos son contundentes: tenemos una economía "caníbal", mercados que, todos juntos o mundialmente, necesitan "devorar" vida humana para seguir funcionando y así millones de seres humanos somos exterminados todos los años por la ignorancia, impotencia o, peor aún, indiferencia, del resto de nosotros.
 
Para solucionarlo el resto no tenemos que ir descalzos, ni desposeernos del televisor o frigorífico, simplemente tenemos que solucionar el problema y "devolverles" potencialmente la vida a los millones de humanos que morirán/emos los próximos años por estas amenazas generales y evitables. ¿Realmente somos tan pocos y tan escasamente inteligentes los humanos libres para solucionar este grave problema mundial o realmente somos tan indiferentes?. ¿Acaso queremos las libertades democráticas para contemplar cómodamente la miseria, "esclavitud" y sufrimientos evitables de otros humanos?. ¿Para consumir yo plenamente y tener una vida confortable otros humanos deben morir de hambre o de enfermedad evitable?. ¿Esta pregunta es un engaño, una trampa o una despertadora de conciencia?, ¿qué es?.
 
Puede ser duro y crudo lo expuesto para cierto nivel de sensibilidad, pero los humanos libres y acomodados tenemos fronteras soberanas y podemos decir que ello ocurre en otros países lejanos donde no tenemos poderes legislativos, judiciales y ejecutivos, así muchos quedaremos aliviados. También podemos dar limosnas o donaciones a asociaciones caritativas u organizaciones humanitarias, incluso los más jóvenes y atrevidos podemos protestar, provocando y dejando que la policía antidisturbios nos den palos en los alrededores de las reuniones de líderes económicos del planeta. Porque la cuestión del orden económico en el papel del Estado y en sus sociedades continúa debatiéndose con pasión, no sólo con teoría, tanto en sus labores nacionales como internacionales.
 
En los índices macroeconómicos, los grados de economía negativa y economía positiva dependen del grado de inteligencia de la política aplicada. La economía humana está omnipresente en todo el planeta y es paralela al desarrollo político mundial. Cuanto más desarrollo político mundial inteligente mayor desarrollo y riquezas para toda la Humanidad. Pero como ya vimos, no hay política general humana, sino más bien políticas internacionales. Aquí puede estar el eje de los graves problemas del mundo humano, porque existe economía global pero no existe política global (o al menos no existe la democrática). Los valores o activos económicos han evolucionado en la Historia Humana mucho más que los valores políticos y democráticos.
 
Si una persona tiene en Berlín diez mil euros y los deposita en un Banco tendrá ese dinero disponible en cualquier ciudad o país del mundo, sea en Pekín o en La Habana. Pero si una persona tiene libertad de expresión política en Berlín no significa que la tenga en toda ciudad del mundo, de hecho no la tiene en Pekín y La Habana. No existe ningún "Banco Mundial" que garantice las libertades democráticas, ni siquiera uno que defienda a las libertades democráticas firmemente establecidas pero diversas, deberemos o podemos aprender a organizarnos y defender nuestros intereses comunes en la democracia por muy diversas que sean las leyes fundamentales de nuestras soberanías.
 
Todos entendemos algo de economía. Para sobrevivir es básico administrar bien nuestro dinero o recursos. En la macroeconomía debemos entender también que tenemos a disposición materiales, tecnología, medios físicos naturales y científicos suficientes para acabar con el Hambre y la miseria en pocos años y al mismo tiempo lanzarnos a la colonización del Espacio, mientras estructuramos nuevas fuentes energéticas y ecológicas. Suena imposible pero es economía potencial (nuestro potencial económico es casi infinito), pero no tenemos medios políticos para llegar a esta extraordinaria riqueza difícil de imaginar.
 
Al respecto existe un detalle muy importante. En realidad la globalización económica que padece el mundo no es injusta; real y concretamente es ALEGAL (ausencia de legalidad). Pues las decisiones del FMI y del BM son inapelables, no existe Tribunal internacional al que se pueda recurrir. No existe ningún Órgano de Justicia que pueda decretar injusticia y emitir, consecuentemente, sentencias justas y dignas para los hambrientos del mundo. Estos organismos no se mueven bajo ninguna ley, no pueden cometer delito mundial por muy mal que lo hagan, pero no es culpa de ellos, sino de las ausencias civilizadas al nivel humano y general.
 
Es triste pero es así. No existe Justicia Mundial que regule a los poderes ejecutivos en sus decisiones o pactos internacionales económicos. El máximo poder de la Humanidad no es legislativo o judicial, es económico/ejecutivo y depende exclusivamente de los líderes de las multinacionales y de las naciones ricas, generalmente desunidos y hasta enfrentados (y no siempre defendiendo intereses totalmente transparentes). Y mientras sigan así nuestros recursos mundiales el interés general humano se verá limitado y desequilibrado por la Alegalidad mundial o ausencia de una Justicia Mundial Democrática. No sólo en los países pobres, los países ricos conllevan un engaño en su definición, no son ciudadanías generales ricas, la mayoría de los ciudadanos suelen ser de la clase baja y siempre existen grandes minorías viviendo en chabolas o como indigentes.
 
Necesitamos un Pacto Inteligente en Economía Mundial entre todos los Estados soberanos y los grandes poderes económicos, encontrar un valor general en todas las naciones del mundo que dignifique a nuestra Humanidad. Porque según muchos expertos, en esta década, será necesario crear 500 millones de puestos de trabajos en el mundo. De los 3.000 millones de trabajadores humanos un tercio están en paro o son "ilegales". La economía pública no puede solucionar el problema por sí sola, la economía privada es necesitada. ¿Encontraremos los canales mundiales idóneos?. Todavía estamos en una situación privilegiada, todavía podemos llegar al acuerdo mundial para diseñar una maravillosa economía humana que trate con dignidad a sus semejantes y lance a la Vida surgida en la Tierra a un nivel universal de bienestar.
 
El mejor poder público hasta ahora por el Hombre está en los llamados Estados del Bienestar (sistema socio económico mixto). Como vimos, surgieron en los países ricos después de la II GM, el economista William Henry Beveridge (1879-1963) está considerado como el padre del Estado del Bienestar. Y otros autores como T.H. Marshall describió así dicho Estado: "cuando un país con economía de mercado capitalista desarrolla democracia política e instituciones civiles, emergiendo una economía mixta que incluye al mismo tiempo un capitalismo público y otro privado, igualmente organizados y con un mismo sistema de cálculo, junto con una estructura de servicios sociales públicos, seguros y asistencias que componen lo en en todo el mundo se conoce como estado de bienestar" ("The Right to Welfare and other essays", Heineman, Londres, 1981).
 
Estos Estados jugaron una labor muy importante en la reconstrucción económica de la posguerra en Europa. Pero la estabilidad y prosperidad de esta época fueron rotas por la Crisis del Petróleo (1973); y el Estado del Bienestar, como eficiente sistema socioeconómico, fue cuestionado a partir de entonces y sus desajustes aún no han sido solucionados. Esos desajustes son los que mantienen el Hambre y la Miseria en el mundo humano. Se ha producido tal cantidad de cambios en la Economía Mundial que los Estados del Bienestar tratan de afrontar las consecuencias en sus propias sociedades modernas de la mejor manera posible, pero no pueden acabar con el Hambre del mundo, ni con el alto riesgo potencial de una grave crisis, menos aún con el Calentamiento Climático y Global. Todo parece indicar que el dividido poder político del mundo estaba "de rodillas" ante el poder económico del mundo y después de 2008 ambos poderes parecen "batirse en duelo" por la supremacía del destino humano.
 
La FAO, a finales del 2004, anunciaba cinco millones de muertes infantiles al año debido al Hambre. Y en 2007 la misma FAO ofrecía cifras espeluznantes: sesenta mil personas muriendo al día por inanición. Esto representa o simboliza sesenta "torres gemelas" (alusión al terrorífico atentado en Nueva York) cayendo todos los días sobre la Humanidad. Por dos de ellas que cayeron el horror vivido (concentrado e inmortalizado en unos minutos agonizantes por televisión) fue espantoso y se movieron ejércitos y miles de millones de dólares. Se podría decir que si el dinero invertido como consecuencia directa del fanático atentado terrorista de Nueva York (sobre todo en las guerras de Afganistán e Irak) se hubiera invertido adecuadamente en hacer desparecer el hambre masiva de la Humanidad hoy no habría inanición colectiva en el mundo.
 
No sólo esta reflexión es interesante, debemos insistir, son sesenta "torres gemelas" cayendo todos los días sobre la Humanidad (esta vez sin televisión en directo), veintiuna mil novecientas "torres gemelas" cayendo al año, arrastrando la vida de ochenta millones de seres humanos. ¿Está ya la Interpol trabajando en ello para llevar a los responsables a la justicia?, ¿se han movilizado los ejércitos democráticos para acabar con esta sistemática destrucción en masa de humanos?. ¿Quiénes nos defienden en el plano mundial, sobre todo en nuestro punto más débil, el Hambre, donde somos millones los humanos que morimos al año?, ¿quiénes nos ofrecen justicia democrática a escala general humana?. Y si existen ¿por qué hacen tan mal su trabajo?. ¿Por qué es tan poco inteligente nuestra dignidad general y humana?. La pregunta puede hacerse de otra manera: ¿Por qué la dignidad humana no vale nada o casi nada frente al Mercado económico mundial?.
 
Muchas preguntas fundamentales sin responder. Aún sin respuesta o con conclusión negativa la esperanza debe fluir, los males evitables del mundo pueden ser solucionados por el conjunto del mundo libre, ya que las democracias aisladas no han podido, ni ofrecen un plano eficiente, público y mundial. No hay esperanzas o desesperanzas en la democracia, más bien en la ciudadanía que la crea y utiliza. A problemas municipales: ciudadanos municipales; a problemas soberanos: ciudadanos soberanos; a problemas de la Humanidad: Ciudadanía Humana. Al menos sus escrutinios pueden contener sensibilidad, buen ánimo y sabiduría capaces de aportar teorías o soluciones viables para el incierto mundo que nos toca vivir siempre amenazando en el ocaso de la Humanidad.
 
Desde el siglo XVI, cuando un mismo barco o mercancía podía tomar como ruta cualquiera de los mares y océanos, comenzó a forjarse un Mercado sin precedentes, el plenamente Humano, más conocido como Mundial o Global. Podemos afirmar que la globalización o mundialización económica no es nueva, lleva siglos entre nosotros. Incluso antes de saberse que el mundo era redondo recordamos el Mercado mundial de Darío I de Persia o la crisis que padecieron al mismo tiempo dos Imperios lejanos, el chino y el romano. Entonces: ¿qué es lo tremendamente nuevo que tanto ha modificado al mundo y que está fuertemente ligado a la Economía?. Muchos afirman que el sistema financiero es como un "casino" bursátil por encima del sistema de producción donde la especulación parece dominar al sistema financiero y con él a la economía mundial, dejando inútil cualquier intento de economía solidaria capaz de solucionar la miseria en la Humanidad.
 
Al respecto algo parece decirnos el Diccionario de Educación para el Desarrollo con el término "Economía Solidaria" (definición del experto coordinador en Economía Alternativa y Solidaria Carlos Askunze): "Actualmente la Globalización –entendida como el conjunto de procesos tecnológicos, económicos, sociales y culturales que hace del mundo una realidad más integrada e interdependiente- está íntimamente ligada a un determinado modelo político y económico basado en la Ideología neoliberal, así como a un concreto modelo de vida sostenido en el consumo desmesurado, el afán de acumulación, el individualismo exacerbado y la uniformidad cultural". "Es incuestionable que, como consecuencia de ello, vivimos en un mundo profundamente injusto, desigual e insostenible".
 
El conocimiento general económico y práctico es mortalmente desfavorable para una gran parte de la Humanidad. La terrible noticia humana de este siglo XXI sigue siendo la misma que el siglo pasado, la economía mundial es insuficiente para el conjunto de la Especie. Entre las publicaciones de los medios de comunicación al respecto hay datos terroríficos, por ejemplo: "dos millones de niños mueren al año por falta de acceso a agua potable". En el Día Mundial del Agua de 2007 (22 de marzo) se publicó que más de mil millones de humanos carecen de abastecimiento de agua potable y que, debido a ello, mueren al día tres mil ochocientos niños. En verano de 2008 se publicó que ya había sido hallada agua en Marte. Una monstruosa y letal contradicción.
 
Aunque quedan muchos análisis del líquido elemento en distintas partes de Marte para certificar una realidad planetaria, el primer análisis del agua hallada en Marte ha sido difícil de "digerir" ya que contiene perciorato, una sustancia altamente tóxica. Si miramos al futuro y esa toxicidad puede eliminarse: ¿quién podrá beber el agua de Marte por muy sana que sea con la conciencia limpia y transparente?, ¿qué astronauta por mucho que sea el primer humano que pise Marte puede sentirse héroe ante este panorama mundial de la pobreza extrema y letal?. Incluso cualquier lógica que contemplara desde el exterior a la Humanidad podría deducir o cuestionar: "¿estos humanos querrán traer la inanición en masa también a Marte?".
 
Pueden ser duros e impactantes estos párrafos, pero: ¿acaso otra perspectiva puede asombrarnos más ante esta horrible contradicción y máxima realidad común de la Humanidad?. ¿Acaso nuestra capacidad de asombro ante las hambrunas y miserias colectivas no van disminuyendo?. Y acostumbrándonos por su monstruosa regularidad: ¿no acabará nuestro involuntario conformismo e ignorante impotencia "asociándose" a este terror mundial, convirtiéndolo en algo normal, cotidiano y duradero?. Este discurso a la Humanidad Libre vuelve a rebelarse ante la impotencia ignorante e involuntario conformismo como miles de discursos hicieron antes. Y tratará de despertar al sensato asombro con alternativas ante este mal mundial y otros similares. Contribuyendo a construir el marco idóneo y civilizado donde todas las ideas positivas puedan ser facilitadas, valoradas democráticamente, multiplicadas y puestas en la práctica.
 
En los tres últimos siglos muchos pensadores buscaron el término medio o equilibrio ente política y economía. Todavía cuando miramos hacia atrás en la Historia vemos y sentimos las consecuencias de este encuentro entre la igualdad política del sistema democrático con la desigualdad económica del sistema capitalista, pero sin solucionar la pobreza extrema de la desigualdad social, todo ello reunido en el ser vivo llamado "humano". Muchos pensadores y políticos han intentado equilibrar las balanzas con el ya mencionado "Estado del Bienestar", pero fue uno de los intentos sin resultados suficientes. Sabemos que la desigualdad social depende más de la esfera económica pero sólo puede ser regulada desde su esfera política (con leyes económicas adecuadas).
 
Martha Nussbaum en su novela "Justicia poética" (edit. Andrés Bello, Barcelona, 1997) afirma: "el hábito del economista de reducirlo todo al cálculo, combinado con la necesidad de una teoría simplista de los actos humanos, crea una tendencia a ver cálculos por doquier, en vez de compromiso y comprensión". La solución económica para el Hambre puede parecer muy complicada al observar los distintos mercados nacionales y las diversas leyes que los rigen. Pero el planteamiento general es sencillo, un consenso de "compromiso y comprensión" entre los especialistas económicos del mundo puede decirnos cómo se puede hacer.
 
El máximo poder económico del mundo está, hasta ahora (a partir de estas décadas: con el permiso del gigante económico chino), al margen de la ONU y recae en el Foro Económico Mundial, el BM, la Organización Mundial del Comercio junto al FMI. Suelen reunirse en Davos (Suiza) todos los años, eje de la mundialización de la Economía Humana. Por otro lado tenemos el Foro Social Mundial (FSM), que organiza encuentros entre organizaciones, movimientos, asociaciones, ong y algunos intelectuales destacados del mundo humano. Nació en Porto Alegre (Brasil) en 2001 con unas diez mil personas, pero en 2004 los asistentes eran ya casi cien mil. Es posible mantener la esperanza, la sensibilidad internacional y humana existe, y la inteligencia al respecto evoluciona. Sin duda alguna no podemos esperar otra cosa, acabaremos con las hambrunas del mundo.