viernes, 19 de noviembre de 2010

La Ciudadanía Humana, Introducción, página 8

Introducción

          
       Al contemplar a la Humanidad, ya desde mi adolescencia, mis emociones se volvieron contradictorias. Por un lado experimentaba alegría ante la maravilla de la Vida en la Tierra y por todo el amor que podía desatar la Humanidad, pero, por otro lado, sentía mucha pena y rabia al ver tanto sufrimiento evitable entre los humanos. Supongo que a la mayoría de las personas cuando nos vamos haciendo adultas nos pasa igual o parecido. Por ello y ahora creo que en mi adolescencia comencé a sentir la Ciudadanía Humana, aunque todavía no sabía explicarlo razonada y democráticamente. Ni siquiera lo llamaba así y simplemente creía ser un buen humano acercándose a la filantropía (amor por la Humanidad). Un nuevo ser racional como tantos otros que no aceptaba estos dolores masivos e innecesarios a nivel mundial. Y así busqué hallar una buena fórmula de actuación mundial y civilizada ante las barbaries que padecíamos y padecemos.

Mis crecientes emociones hacia la Humanidad motivaron más a mi limitada mente creadora y comencé a investigar, analizar y a escribir en mis ratos libres. Y dos décadas después, en el año dos mil, por fin, mis pensamientos constructores pudieron sintetizar un resultado teórico: LA CIUDADANÍA HUMANA. Así este libro no nace de mi intelecto privado, sino por la esperanzadora voluntad del intelecto común que me ha tocado y desde mi corazón humano, mejor dicho, desde la pequeña parte que me corresponde del Corazón Humano, similar a la que le corresponde a cada persona de las que existen o existimos. Este libro se escribe desde y para la Comunidad Humana. Por ello sitúo la titularidad de esta obra en este sentimiento universal que todos compartimos (al menos potencialmente). Al que muchos tendemos genuinamente, como factor dinámico y desencadenante del impulso general que verdaderamente puede mejorar nuestro mundo. Este es el ánimo que ojalá no desaparezca en ningún párrafo de los siguientes.

Iniciamos o podemos iniciar, aquellos que nos consideramos libres, una asociación mundial, plural y ciudadana, como plataforma idónea hacia un mundo plenamente civilizado. Para este proceso constituyente necesitamos una costumbre o creencia que logre unir al individuo humano con los demás, de igual a igual, con razón y buen corazón. De alguna manera debemos “ajustar cuentas” con la Historia del libre albedrío humano. Las religiones, los nacionalismos, incluso los partidismos políticos, no han podido a lo largo de la Historia formar una asociación mundial para el individuo humano; e intentarlo en el presente con algunos de ellos sería una locura mundial. Así, en la búsqueda de una costumbre o creencia, ideal y posible, para esta causa de responsabilidad colectiva desde la Humanidad, surge este nuevo concepto ciudadano y humano. Donde ninguna otra de las ciudadanías actuales que tenemos deba agotarse. Cualquier ciudadano de país democrático puede ser, además, un ciudadano humano, sin renunciar a su nacionalidad o ciudadanía soberana. Es posible y aquí en “La Ciudadanía Humana” se muestra cómo.

Posibilidad que transformaría a la Humanidad Libre de colectividad sub o inconsciente a comunidad inteligente y responsable. Todo trabajo, por muy mínimo que sea en esta dirección, es necesitado. Tanta responsabilidad mundial sin titulares, tantos organismos mundiales sin corregir las irresponsabilidades de sus gestiones, y tanta confusión intelectual, parecía y parece que no llevan al colectivo humano a un buen tiempo y lugar. Este modelo de Ciudadanía Humana (CH) pretenderá ser una opción para buena parte, ojalá mayoría, de los humanos libres a la hora de formar una comunuidad mundial, responsable e inteligente. Una asociación mundial democrática, viable, pacífica y legal, para que el conjunto de los libres pueda utilizar pensamientos y opiniones para mejorar a la Humanidad y dotarla de personalidad colectiva con responsabilidad mundial.

Para ello se ha trazado un sumario con los patrones de mi profesión y experiencia arquitectónica en el diseño y la construcción de edificios. Con esta metáfora constructora y conductora, al igual que el conjunto de los planos de un edificio, este libro se presenta como un proyecto de construcción y se organizará en cinco Partes “Estudio del terreno”, “Cimentación”, “Estructura”, “Alzado” e “Interiores”. Mostrando un nuevo modelo de ciudadanía como proyecto humano para alzar o alcanzar una mejor Humanidad. La Parte I observará al mundo actual para saber sobre el “terreno” donde proyectamos construir. En construcción se llama “estudio geo-técnico del suelo”, aquí lo llamaremos “estudio socio-técnico del mundo actual”. Una especie de analítica a la mentalidad general humana. Como anticipo lo más obvio: existen dos clases claramente diferentes (incluso contradictorias) de Humanidad, en una residimos los democráticos y en la otra sobreviven los humanos súbditos de dictadores. Ante un mundo así: ¿qué podemos construir y cómo hacerlo?.

Llegamos a la técnica constructiva de elegir cimentación, en arquitectura hay tres tipos principalmente: losas de hormigón armado para terreno duro, zapatas de hormigón para terreno consistente y pilotes para terreno blando (los pilotes son largos cilindros de cemento “inyectados” en el terreno y desde donde nacen los pilares, mediando los encepados). Si el planeta humano fuera uniforme utilizaríamos la losa y ante “fango o barro” por todas partes actuaríamos con el pilotaje, pero como existen grandes naciones democráticas ofreciendo “terreno consistente” utilizaremos las zapatas atadas o unidas por vigas de riostra. Es decir, la CH utilizará como cimentación los Derechos Humanos y las Constituciones Democráticas de todas las soberanías pluralistas del mundo y sin contradecir a ninguna de ellas mostrará nuevos tipos de democracia. En estos textos sobrenombradas en griego, y cariñosamente, como Demodoxa y Demopisteme.

Para cimentar esta nueva lógica ideal de la Ciudadanía Humana podríamos formular la siguiente pregunta: ¿la Humanidad Libre podría o debería ser una comunidad ciudadana sin poder público?. Al menos, todos los humanos libres enmarcados por las leyes fundamentales de la democracia, formamos un cuerpo colectivo (aunque todavía siga siendo una "masa" mundial) y con intereses comunes: las libertades democráticas y la protección de la especie Homo sapiens y del medio ambiente planetario. Que no podamos unirnos los libres en un cuerpo político con poderes públicos y vinculantes (debido a la actual división de la democracia en muchos Estados de Derecho) es una realidad, y otra muy distinta sería que los pensadores democráticos no seamos capaces de formar una mínima asociación de conciencia colectiva o ciudadana, porque posiblemente somos el colectivo vivo más fundamental de todos los que existen a nivel planetario. Somos los humanos, y entre ellos, somos los humanos libres, fundamental noción de grupo.

Con la cimentación adecuada y debidamente retratada por la paz, la legalidad y la democracia, podemos comenzar la estructura y el primer desafío consistirá en trazar una ciudadanía no vinculante. Que, aún votando a menudo y sobre muchos temas, quede desvinculada de cualquier tipo de autoridad pública, pero respetando y acatando a todas ellas. Este será el medio que nos separará de la utopía, dejando a la CH ante el campo de lo real y posible. Además nos separaríamos estructuralmente de la violencia y de la guerra. Así no pretenderemos un gobierno mundial, sino una nueva ciudadanía dedicada a mostrar la consciencia inteligente de la Humanidad. Con esta comunidad inteligente entre los humanos libres bastará para convertirnos en seres vivos de una especie civilizada y profundamente mentalizada ante los nuevos tiempos presentes. Como cuerpo socio-político podemos ser una comunidad civilizada, sin voto vinculante y a través de una nueva ciudadanía.

Nuestro abrigo para la estructura serán métodos democráticos innovadores que formarán la opinión pública de la Humanidad Libre, tanto la general como las especializadas en todas las disciplinas de los conocimientos y en todas las profesiones involucradas en los grandes problemas que actualmente padece la Humanidad. Nuevas democracias cuyos votos serán como “ladrillos” de este Alzado, para que la Humanidad se alce y vote de manera inteligente. Así nacen o nacerán las ya mencionadas “Democracia de la Opinión Pública y Mundial” y “la Democracia de los Conocimientos Públicos y Humanos”. Con estos métodos ya sólo nos quedarían los “interiores” del “Edificio” Humano aquí proyectado. Para ello no queda más remedio democrático que convocar, dar a conocer y proponer unas normas o Estatutos Fundacionales para la CH. Votar, habitar la asamblea humana y habilitar su voz. Habilitación inteligente a la personalidad colectiva de los humanos libres y dotarla del capital social necesario para poder negociar por sí misma.

Ante el decisivo paso de convocar este voto humano y al iniciar un texto que intenta fundar, al menos preparar, para una nueva ciudadanía, no cabe más remedio que sentir, pensar y comprender a la ciudadanía democrática. La democracia es un concepto polisémico (muchas acepciones de una palabra) y simplemente por ello, ya que la democracia es fundamento del ciudadano libre, podemos encontrar dentro de la ciudadanía su propiedad polisémica. Capaz de mostrar varias formas sin variar su naturaleza. Por ello, además de las ciudadanías existentes hasta ahora, vinculantes a poderes o autoridades públicas (sean soberanos, autonómicos, transnacionales o municipales), puede existir otro método ciudadano sin vinculación a poderes públicos pero capaz de mostrar aptitud legal. Esta vez con innovadores métodos democráticos, de manera clara y cada vez mejor, la conciencia colectiva de los humanos libres es posible. Así la CH podrá existir plenamente legal y totalmente pacífica, a disposición y beneficio común de todos.

La Ciudadanía Humana puede cambiar de nombre, pero en realidad debe considerarse como la búsqueda de la identidad colectiva formada por los humanos democráticos donde la herramienta para llegar sea una inteligente coordinación democrática y mundial. En general este libro mostrará muchas disciplinas del conocimiento involucradas en la estructura y alzado de la Ciudadanía Humana. Por un lado los profesionales y doctores en estas disciplinas comprobarán que la CH no es un ideal tomado a la ligera y que ha sido contrastado con estudios académicos y ensayos históricos. Por otro lado se ha pretendido evitar en la redacción de este libro “aburrir” al lector no especializado con tecnicismos desconocidos y que resultase una lectura pesada para la gran mayoría a la que en definitiva va dirigido, pero se hace necesario resumir muchos estudios cuando atravesamos estos campos disciplinados del conocimiento.

Sin desmerecer la trascendencia de la acción política de las naciones democráticas, se requiere destacar la importancia del universo de las ideas en la reflexión ciudadana frente a la Humanidad, como camino hacia la búsqueda del deseo general y con el objetivo común de un mundo mejor. No se pretende descubrir formas utópicas, sino avanzar hacia democracias desvinculadas del poder público pero con acceso directo al deseo colectivo de los corazones humanos, a las mejores verdades posibles que todavía permanecen oscuras u ocultas a la evolución de nuestra especie. La Ciudadanía Humana trazará nuevas democracias hermanas, auditadas y audibles por el mundo de la razón, para que nuestra alma colectiva disponga de una mente mundial siempre dispuesta a los conocimientos y ante los retos de nuestro presente y futuro.

Contemplando adecuadamente al “ser colectivo que formamos todos los humanos libres” podemos conocerlo bien para transformarlo de “entidad colectiva subconsciente” a “identidad colectiva inteligente”, y esta obra pretende ofrecer las herramientas para este crecimiento. Porque muchos pensadores a lo largo de la Historia y del presente han facilitado este trabajo, muchos hombres y mujeres, la inmensa mayoría anónimos y anónimas, han trabajado, luchado, y muchos sacrificados, para continuar la vida humana manteniendo viva la esperanza común hacia una mínima dignidad mundial. Incluso muchos pensadores han estimado al humano como esencialmente bueno. Sin el enorme trabajo efectuado por ellos este libro no habría sido redactado. Y por mucha proyección futura que tenga esta lectura presente no deja de ser un enorme resultado y homenaje a nuestro pasado común. Los que murieron no sólo fueron humanos y libres como nosotros, además gracias a ellos somos ahora libres.

Teoría y práctica se dan la mano ante este ensayo, la primera explicando qué es o puede ser la CH; y la segunda convocando. Estamos ante una convocatoria universal, legal y de efecto irrevocable. Se llama a una asamblea de humanos libres para que mostremos con votos nuestros pensamientos hacia la Humanidad y como Humanidad. Es decir, llamamos a la voz del Pensamiento de la Humanidad y para ello no queda más remedio que llamarnos a nosotros mismos, auto convocarnos. Comienza así la Ciudadanía Humana, un viaje mental a un nuevo planeta democrático que puede cubrir a la Humanidad Libre sin perjudicar a las ciudadanías democráticas ya existentes. Partimos desde inicios del siglo XXI y la conclusión o el presente planetario es que la Humanidad en su conjunto no está civilizada. Así comprobarlo para después preguntarnos por qué querríamos civilizarla. Y sobre todo, si la queremos civilizada, ¿cómo hacerlo legal y pacíficamente?.

Demostrar que la Humanidad no está civilizada es contemplar el panorama actual, o el de las últimas décadas, y simplemente describirlo (estudio socio-técnico o parte primera de esta obra). ¿Empezamos por lo último conseguido en derechos, por ejemplo la igualdad en derechos entre la mujer y el hombre?. Pues la mayoría de las mujeres humanas todavía sufren severas discriminaciones, humillaciones e incluso maltratos y torturas. ¿Miramos el derecho a una pobreza digna?, pues hay mil millones de humanos en pobreza extrema y “dispuestos” a morir ante un “sacrificio” entre la impotencia y la indiferencia, padeciendo enfermedades curables y muriendo por miles todos los días. Así, ¿los humanos de la son/somos personas civilizadas como conjunto mundial?, ¿somos civilizados los pensadores de la Tierra si presentamos estas pruebas y cifras mundiales que nos señalan y “acusan”?. No, no somos capaces de presentar una especie civilizada por mucho que lleguemos a la Luna o a Marte. Ni por mucho Internet que inventemos y desarrollemos, tampoco por crear exquisita belleza en la artes con bonitas canciones, originales novelas o preciosas imágenes en formato tecnológico.

Hablar de Humanidad es tener que saber de la existencia de unas doscientas soberanías y naciones donde unas son menos bárbaras que otras. Algunas, incluso, si nos ceñimos al interior de sus fronteras, podrían considerarse civilizadas, pero no como Humanidad, sino como ciudadanos de estas respectivas y concretas comunidades soberanas, nada más. Estas soberanías son las naciones más democráticas que existen y suficientemente civilizadas dentro de sus fronteras, es decir, pueden brindarnos las libertades necesitadas para comenzar a civilizar a la Humanidad. Con ejercicios democráticos no vinculantes, capaces de expresar una conciencia colectiva en muchos temas y campos propios del interés general humano. Planteamos el contacto razonado y equilibrado entre las mentes individuales humanas y la mente colectiva que todas formamos potencialmente. Porque el individuo libre, por mucha nacionalidad democrática y civilizada que tenga, es parte de una masa humana, mundial y subconsciente, o todavía lo sigue siendo.

Hay muchos tipos de organizaciones asociativas, en este caso la cuestión a descubrir es cómo se organizan los grandes colectivos para que muestren una personalidad colectiva e inteligente. Descubrir en el proceso consituyente del ciudadano humano a la identidad colectiva como una forma de cordura común donde dos dimensiones se conjuguen: una individual y local, la otra social y mundial. Como persona el hombre es un ser que tiene conciencia de los valores y que es en sí mismo un valor, una personalidad junto a otras muchas. Y si un individuo o persona puede formar una personalidad: un conjunto de personas pueden formar una personalidad colectiva que, con métodos democráticos, puede ser consciente e inteligente. En este caso registrando, publicando y estudiando los escrutinios de la propia voz colectiva de la Humanidad Libre ante muchos temas esenciales que afectan al mundo.

La misión aquí descrita es facilitar el conocimiento y la toma de conciencia colectiva de la Humanidad, como una base transformadora de la evolución del ser humano. Conciencia como compromiso que tenemos con nosotros mismos o con nuestro propio crecimiento individual/colectivo y humano. Es la construcción de un régimen democrático para la Humanidad sin vinculación a los Estados pero amparados por las leyes fundamentales de éstos. Porque no sólo empuja la Historia y la actualidad mundial es desalentadora, estamos padeciendo una grave crisis no sólo económica, también crisis moral, espiritual y política, que tiene un profundo impacto en las personas y sobre las relaciones humanas. Crisis de valores que desestabilizan el progreso de las sociedades, visiones del futuro con demasiadas incertidumbres, junto a presentes amenazantes. Podemos ampliar una conciencia más allá de los individuos y de sus grupos mayoritarios derivados del idioma o de la nación, y abrir la primera entre las conciencias comunes, la Humana, que puede ser integradora para todas las personas con conciencia de libertad.

El conocimiento es imprescindible para elegir el mejor presente y futuro donde conducir a nuestras libertades democráticas comunes, pero el ánimo es la clave. Este libro no sólo expone conocimiento mecánico y democrático, sobre todo intenta medir el ánimo que moviliza a la opinión pública mundial, con iniciativa concreta y estructural para cambiar el orden o desorden de nuestra actualidad planetaria, al menos en el campo de la evolución mental. Los cerebros evolucionan, no cabe duda. Y entre ellos, las mentes que han formado los cerebros humanos, también evolucionan. Cuando “miro” con la mente al resto de mis semejantes, los humanos libres, deseo que algún día entre todos podamos formar los mínimos de una mente colectiva para bien de nuestras libertades, de nuestra especie natural y de la mente formada por la Evolución. Este libro, la Ciudadanía Humana, es el Humani Desideratum, lo más digno de aspiración o ideal, que esta limitada mente libre ha ideado por deseo de mi corazón democrático.

Este libro es bueno porque toca unos puntos muy buenos y esenciales para la evolución mental, individual y colectiva del ciudadano, pero a la vez este libro es muy superable en calidad y por ello siempre invita a su mejora o a la presentación de una alternativa mejor. Y aunque en cierta medida esta obra represente una audacia ante el mundo más atrasado, esperemos que nunca sea tarde para esta empresa mundial de las libertades democráticas, construir nuestra personalidad colectiva frente a la libertad general, en la realidad mundial de nuestra existencia humana. Porque, ¡cuántos hombres y mujeres nos han precedido en esta labor y cuántas personas libres con nosotros en esta actualidad mundial!. Cuántas más esperan en nuestros genes y palabras para formarse y continuar la obra humana que, en definitiva, es obra de la mente/alma de la Tierra, buscando siempre entre las libertades a su opción mas digna.


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